La estrategia electoral de Vox: un mismo discurso a largo plazo
Los de Abascal construyeron su discurso dando por descontada la marginación inicial del establishment
Los últimos sondeos que se vienen publicando muestran un patrón electoral claro. Tanto PP como PSOE dependen de las alianzas para conseguir mayoría absoluta. El problema que tiene la izquierda es que depende de muchos más partidos. Por esta razón, el colapso de Sumar - que es un fenómeno casi natural - es un gran problema para Pedro Sánchez.
El PP, en cambio, solo depende de Vox, lo cual no es muy del agrado de Feijóo. Pero a tenor del crecimiento electoral de Vox, en el PP no van a tener otra opción que pactar con Abascal. Incluso el ABC, el diario conservador por excelencia, publicó un editorial avisando a Feijóo de que su estrategia del centro no funciona.
La pregunta entonces es por qué Vox crece tanto y de manera tan constante. Porque no hay que olvidar que Vox es el único partido que, fuera del bipartidismo, ha sobrevivido a las diferentes marcas (C’s, Podemos, Sumar). De la misma manera, Abascal es el único líder que también ha sobrevivido a los vaivenes que Sánchez ha impreso a la política española.
Constancia en el discurso
Haciendo una analogía financiera, se podría decir que Vox apostó a un discurso minoritario y que la tendencia política iba a revalorizar a largo plazo. Este discurso no es otro que el “patriotismo”, como dicen desde Vox, frente al “globalismo”. Y la tendencia que lo ha empujado es innegable: Meloni, Orban, Trump, Le Pen, Bukele, etc. Esto ha provocado un movimiento de la ventana de Overton que, en seguridad, por ejemplo, ha sido muy claro.
Vox apostó por lo que se llama “perdedores de la globalización”. Esto explica que su discurso cale mucho más entre las clases populares que entre las clases pudientes. Su gran objetivo electoral son las masas populares autóctonas, que han visto sus condiciones de vida claramente empeoradas por culpa de la inflación. Y sobre este fondo de pérdida de poder adquisitivo se añaden dos factores agravantes.
El primero es la inmigración, cuyas virtudes multiculturales no compensan a las clases populares: alza de los precios inmobiliarios, tensiones étnicas y asistenciales y descenso de los salarios por el aumento de oferta en la mano de obra. El segundo factor es la incomparecencia de la izquierda, que se ha instalado en un paradigma postmaterial (género, multiculturalidad, clima, etc.) que no interpela al ciudadano corriente. Para comprobarlo, no hace falta ni salir de Cataluña: fuerzas como ERC, Comuns y CUP están literalmente en el peor momento electoral de su historia.
Vivir en las afueras del establishment
Después hay un tercer elemento que, a medida que pasa el tiempo, beneficia más a Vox y perjudica más a sus adversarios. Nos referimos a la progresiva incapacidad del establishment para mantener la uniformidad ideológica a través de la prensa. En este sentido, el ejemplo por antonomasia es el binomio Musk-Trump, que ha enterrado la prescripción informativa de la prensa tradicional. Esto perjudica doblemente a las izquierdas ‘wokes’, que han vivido de una sobrerrepresentación mediática que al establishment le iba bien para abrir más parcelas ideológicas.
En el caso de Vox, esto se expresa a través de un síntoma inequívoco: y es que es el partido que más triunfa entre los jóvenes, que son los usuarios de las redes sociales. Como se explicó en E-Notícies, los datos muestran que los lectores de prensa de hace diez años son exactamente los mismos de ahora. Es decir, que envejecen.
Nuevamente, esto tiene sentido por la evidente razón de que los jóvenes son uno de los sectores sociales más desplazados en términos económicos. Desde las últimas elecciones generales, Vox ha aumentado en un 21% su apoyo entre la franja de edad más joven. Y este es un patrón que también se ha visto con Le Pen o Milei. Por esta razón, Abascal es el primer interesado en extender una idea cada vez más habitual entre los jóvenes: que la derecha es el nuevo “punk”.
Y otro aspecto capital es que el establishment nunca ha asumido que Vox y otras fuerzas equivalentes (Aliança Catalana, por ejemplo) organizan su estrategia dando por descontada la marginación que van a sufrir. A corto plazo, esto les retira muchísima incidencia electoral, pero a largo plazo les proporciona un electorado fiel y que crece poco a poco. El ejemplo más claro es Le Pen, que por la propia arquitectura institucional de Francia va ganando terreno a través de segundas vueltas ¿Resultado? El partido socialista francés es una anécdota, Les Républicains no pueden competir y Macron no tiene sucesor.
Finalmente, y como también se ha explicado en E-Notícies, la próxima gran cita electoral serán las elecciones autonómicas de 2027. En el caso de Cataluña, Ignacio Garriga ha puesto en marcha una estrategia de hacer política en barrios y ciudades humildes. Además, vienen con todo el impulso de haber mantenido sus once diputados a pesar del espectacular crecimiento del PPC.
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