Una mujer sentada sola en un auditorio con asientos rojos y detalles de madera.
POLÍTICA

Aliança Catalana se dispara en las encuestas: ¿Por qué?

El partido de Orriols está en pleno proceso de crecimiento electoral y su objetivo es mantenerlo a lo largo del tiempo

Desde que Orriols se hizo con la alcaldía de Ripoll es evidente que Aliança Catalana está en un proceso de revalorización. Por ahora, el valor del activo sube y habrá que esperar hasta las municipales de 2027 y las próximas autonómicas para saber qué alcance tiene. Pero tampoco es una situación exclusiva de Cataluña. En Europa hemos visto lo mismo, incluida la propensión del sistema a ganar tiempo con diferentes formas de cordones sanitarios.

Por su diseño institucional, el caso paradigmático es el de Francia, que se enfrenta a la posibilidad de tener en 2027 una segunda vuelta entre Le Pen y Mélenchon, que es otro efecto derivado del cordón sanitario. Y el próximo febrero, en Alemania, es altamente probable que AfD quede segunda y la izquierda identitaria de Sahra Wagenknecht entre con fuerza. Con todos sus matices, la situación de los EE.UU. es muy similar, con un Trump más fuerte que nunca.

Una mujer de pie sosteniendo documentos en una sala de reuniones con varias personas sentadas en bancas rojas.

Y aunque llegó con retraso por el efecto distorsionador del procesismo, en el caso de Cataluña Aliança Catalana echó a andar de un modo estándar. Es decir, un partido outsider y con una líder carismática que recoge las dinámicas disgregadoras de nuestra época. Ante esto, el oficialismo sobrerreacciona para intentar capitalizar el miedo y lo que acaba produciendo es el efecto contrario.

Aunque sea por omisión, el único cordón sanitario efectivo que se ha hecho en Cataluña ha sido sobre el partido de Graupera y Ponsatí, Alhora, cuya irrelevancia confirma que se trataba de un artefacto político artificial (algo similar ocurrió con Izquierda Española, que en las generales sacó menos votos que el Frente Obrero).

Las razones del crecimiento de AC

A partir de aquí, todo es de manual, empezando porque los partidos sistémicos se apuntan a los cordones sanitarios de las izquierdas, que están en retroceso electoral. Así mismo, tampoco faltan las caricaturas de Orriols (Ferran Pedret o David Cid llamándola “nazi”, por ejemplo), lo cual genera un mayor convencimiento entre sus votantes. Y paralelo a esto, Orriols también aprovecha el cordón mediático para construir su identidad contra los medios oficialistas.

Y de aquí que la última encuesta del CEO dispare a Aliança Catalana desde los dos hasta los siete diputados, que coincide con los cinco que pierde Junts. Todo ello sin tener en cuenta el músculo que AC ganará de aquí a las municipales, que es un factor fundamental del que nadie habla.

En cualquier caso, estos datos del CEO podrían ser todavía mayores por un factor que se ha pasado por alto. Y es que Orriols ya estuvo muy cerca de conseguir cinco diputados en las últimas elecciones autonómicas; le vino de unos pocos miles de votos por Barcelona. Es decir, que el crecimiento de AC en estos momentos se da sobre una base que es más grande de lo que se cree.

Cartel del Hospital Vall d'Hebron

La duda está en si Orriols mantendrá este crecimiento a largo plazo. Que lo consiga o no depende de si el Govern de Illa - que es plenamente consciente de esta situación - consigue encauzar el descalabro procesista que se ha encontrado. Hablamos de inseguridad, vivienda, inmigración o tensiones asistenciales, que es el caldo de cultivo de AC y otras fuerzas equivalentes.

Finalmente, la última carta tapada dentro de la política catalana es la bolsa abstencionista que castigó a ERC y Junts. Sobre esto, la incógnita es si Junts conseguirá o no capitalizar de una vez a Puigdemont, cuyo personalismo es indisociable del partido. En este sentido, Orriols tampoco olvida este frente y de tanto en tanto le lanza algún dardo a Junts. En resumen, una legislatura de reajuste

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