El largoplacismo de Salvador Illa contra los primeros síntomas de desgaste
El PSC impone la contención y la prudencia en una legislatura que considera de transición
El CEO publicó la semana pasada el último barómetro sobre la intención de voto en Cataluña. La encuesta muestra cierto desgaste del PSC en sus primeros cien días de gobierno. Si el sondeo del mes de julio marcaba una horquilla de 39-45, ahora baja a 39-42.
El dato no es preocupante, porque el PSC seguiría ganando las elecciones. Y además no hay ningún otro partido, excepto Aliança Catalana, que tenga un incremento destacado. Además, sus socios (ERC y Comuns) resisten en los 20 y los 6 diputados (incluso podrían ganar un escaño).
Pero los primeros síntomas de desgaste en apenas tres meses tampoco es algo que deba tomarse a la ligera. Salvador Illa se está encontrando con un hándicap evidente. Gobernar en minoría le obliga a depender de ERC y Comuns, y esto le impide un cambio de rumbo más decidio respecto del anterior gobierno.
No se puede decir que Salvador Illa no haya imprimido su sello en estos primeros cien días. El President de la Generalitat ha impuesto un talante amable y conciliador para superar la tensión que ha marcado la política catalana estos últimos años. Pero con eso no basta.
Los socialistas catalanes creen que la dependencia de ERC y Comuns es un freno a sus políticas para transformar Cataluña. La herencia de ERC en cuestiones como seguridad y educación exige una acción de gobierno más contundente y acelerada. De lo contrario, corren el riesgo de ser señalados por PP y Vox como un partido procesista más, secuestrado por la izquierda woke.
Illa pide calma y mirada larga a los suyos
En la última sesión parlamentaria, Salvador Illa repelió los ataques de ERC y Junts apelando al largoplacismo. Dijo que solo lleva cien días en el gobierno y pidió el beneficio de la duda. Trasladó la idea de que alguna cosas no cambian de la noche a la mañana, y por eso necesita tiempo.
Es la misma idea que traslada el President a los suyos ante los primeros días de desgaste. La estrategia del PSC consiste en cabalgar las contradicciones en esta primera legislatura, donde debe imponerse la contención y la prudencia. Hay que afianzar la alianza con ERC y los Comunes sin renunciar al diálogo con otros actores como Junts.
La búsqueda de consensos, con perfil bajo y sin broncas, permitirá no solo estabilizar la legislatura. También reforzar la idea de que el PSC es el partido de la nueva centralidad en Cataluña, un proyecto en el que caben desde constitucionalistas a independentistas pragmáticos. El objetivo es ir ensanchando la base para conseguir una mayoría más amplia dentro de cuatro años.
El largoplacismo de Salvador Illa se basa en un optimismo radical en una acción de gobierno con orden y rigor. El President está convencido de que sus políticas acabarán dando resultado. Entonces, el desgaste actual se acabará transformando en un aval de la ciudadanía de Cataluña.
Interior debe marcar el camino
Los cambios tardarán más en verse en ámbitos como la educación, pero en cambio debe notarse una mejora sensible de los servicios públicos. La vivienda es otro de los retos ineludibles para ganar credibilidad. Hay que orientar la legislatura hacia las políticas sociales.
Pero a la vez mostrar un perfil duro e intransigente en materias como seguridad. De hecho, este es uno de los departamentos mejor valorados del nuevo gobierno estos primeros cien días. Probablemente porque es el que ha marcado una ruptura más evidente con el anterior gobierno.
Frente a los primeros síntomas de desgaste, Salvador Illa se agarra al éxito de Interior como el camino a seguir por el resto de consejerías. La financiación singular será otro de los logros que el PSC quiere presentar como prueba del éxito de su gobierno. La demostración de que esta nueva etapa post-procés debe basarse en el diálogo y la generosidad en beneficio de Cataluña.
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