Vox y Aliança Catalana ya ponen el ojo en las próximas elecciones municipales
Las dos formaciones salen a la calle para extender su discurso y conseguir mayor implantación territorial
El cordón sanitario contra Vox y Aliança Catalana se agota cuando se sale del Parlament. A partir de allí, están la calle y sus problemas. Por esto, no es de extrañar que ambas formaciones políticas procuren hacerse fuertes desde la base municipal.
Esta clase de crecimiento electoral es muy lento, pero también muy sostenido. Se trata de construir redes de afiliados y simpatizantes desde un nivel próximo para el votante. Además, los problemas sociales que plantean estas formaciones (inseguridad o inmigración) permean especialmente a un nivel municipal. El ejemplo más claro es el de Xavier García Albiol, alcalde de Badalona.
Como es sabido, Albiol ha conseguido mayoría absoluta gracias a su contundencia contra la inseguridad y el desorden migratorio. Esto último, por cierto, fue una estrategia que ideó el que años después sería el todopoderoso jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, que para aquel entonces trabajaba para Albiol.
Además, la estrategia de ir puerta a puerta y de implicarse con la realidad social de los municipios suele ser invulnerable a las jugadas políticas. Por el contrario, el que mejor entiende el municipio es el que se lo acaba llevando. Esto explica que la política municipal presente situaciones que no se verían en los parlamentos.
En el caso de Cataluña, es evidente que Vox y Aliança Catalana han optado por esta estrategia. Además, en el caso de estos dos partidos hay una derivada fundamental: que no se pisan. La sociología electoral constata que son dos partidos que se mueven en caladeros electorales totalmente distintos, con lo que no hay competencia mutua.
Vox y los barrios obreros
Después de las elecciones del 12M, Vox optó por hacer oposición desde la calle. Esto ha llevado a Ignacio Garriga y a otros miembros de la formación a liderar algunas reivindicaciones municipales. En Canovelles, por ejemplo, denunciaron la presencia desmedida de manteros en el mercado. Así mismo, también han señalado el problema de la okupación en lugares como Blanes o Viladecans:
Y no es casualidad que Vox concentre su actividad en barrios y lugares obreros, que es donde su discurso tiene mayor implantación. El motivo es tan prosaico como que son estos barrios los que más acusan los problemas básicos de la ciudadanía. Desde la saturación de los servicios públicos hasta la inseguridad y pasando por el desorden migratorio.
Aliança Catalana y la implantación territorial
Por su parte, AC es un caso claro de partido que nace desde el sector municipal. Su actual líder y cara visible, Sílvia Orriols, ha ido ganando apoyos progresivos en Ripoll hasta convertirse en alcaldesa. De hecho, ayer mismo, Orriols reivindicaba que “hace 4 años estaba sentada en un rincón de la sala de plenos de Ripoll”:
Y si observamos el perfil en redes sociales del partido, se aprecia un seguido de publicaciones sobre la apertura de delegaciones en muchos municipios de Cataluña. Y en la mayoría de estas publicaciones se destaca la presencia de los ideólogos y estrategas del partido, como Oriol Gès o Jordi Aragonès. La última de estas publicaciones muestra un acuerdo de colaboración a nivel municipal entre AC y el PUSA:
Asistimos, en definitiva, y aunque con sus claras diferencias, a un crecimiento orgánico y sostenido de ambos partidos. Se trata del reflejo invertido del cordón sanitario, que no llega a la escala municipal. Próxima parada: elecciones municipales de 2027.
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