Transeúntes inmigrantes en una céntrica calle de Barcelona andando de espaldas a la cámara
POLÍTICA

Ocho millones de habitantes: los retos de una Cataluña exhausta

Los cambios demográficos tienen un impacto directo en las (in)capacidades asistenciales de la administración

Paralelos a los shows políticos, la sociedad vive unos cambios de muy profundo calado. Se trata de cambios que modifican la superficie política desde el subsuelo social y que exigen abordajes sistemáticos y preocupantemente alejados de las posibilidades de la partitocracia.

Y de todas las regiones de España, tal vez Cataluña sea la más afectada por estos cambios. Simbólicamente, podemos situar el punto de partida en la ‘Cataluña de los ocho millones’. En última instancia, casi todo se puede reducir a la demografía.

La demografía va por libre

Que la natalidad esté estancada no significa que la demografía esté en una situación similar. Por el contrario, Cataluña ha vivido un crecimiento demográfico muy marcado.

Una familia caminando de la mano por una calle arbolada al atardecer.

Hay que tener presente que, en total, Cataluña ha aumentado su población en casi 2 millones de habitantes desde el año 2000. Esto sitúa a Cataluña como una de las regiones que ha experimentado un mayor crecimiento demográfico.

Según informó el Centre d’Estudis Demogràfics (CED), haber llegado a los ocho millones de habitantes obedece fundamentalmente a la inmigración.

En un primer momento, la inmigración era interna y provenía de otras regiones de España. Después - y como informaron otros organismos, como la universidad CEU -, la inmigración vino de países extranjeros, fundamentalmente de Hispanoamérica y Marruecos.

En 2021, por ejemplo, 1,62 millones de habitantes eran de países extranjeros. En términos agregados, se observa que, desde el año 2000, el 71,2% del crecimiento población responde a inmigrantes extranjeros.

El colapso asoma

Estos flujos demográficos se dejan notar en primer término en las capacidades de la administración. Concretamente, en las incapacidades de la administración. En este sentido, el Síndic de Greuges emitió un informe de una claridad diáfana.

El título del informe resumía el contenido del mismo: “La Administración no está preparada para la Cataluña de los ochos millones”. Esta incapacidad de la administración que denuncia el Síndic se ha podido comprobar en multitud de ámbitos, sobre todo en las políticas de asistencia social.

Un grupo de jóvenes sentados en un banco en una plaza, con edificios residenciales de fondo.

“Un año más, las políticas sociales – especialmente las de educación, servicios sociales y salud – constituyen el principal ámbito de intervención de la institución, y representan el 43,8% del volumen total de quejas y actuaciones de oficio iniciadas”, explica el Síndic.

A pesar de que estas carencias se dejan notar en todos los ámbitos, podemos destacar cuatro.

1. Sanidad

Listas de espera cada vez mayores, falta de profesionales, recortes que se arrastran desde hace años, errores de gestión del Departamento de Salud, etc. La sanidad catalana se ha instalado en una situación de semicolapso y las carencias gotean de manera constante.

Sin ir más lejos, hace unas semanas era noticia que el Vall d’Hebron iba a reducir en un 30% su actividad veraniega o que la pediatría del Hospital de Mataró no daba para más. La última de estas carencias fue que el Govern había aplazado dos años más la apertura de un centro oncológicos. De la misma manera, la Generalitat se ha tenido que enfrentar a varias huelgas sanitarias protagonizadas por unos profesionales exhaustos.

Cartel del Hospital Vall d'Hebron

Según la Universidad Pompeu Fabra, hacen falta alrededor de 3.000 millones de euros para revertir toda esta situación. Dado que Cataluña es la región española con más impuestos propios, el próximo Govern tendrá un problema para solventar esta carencia.

2. Educación

Tal vez la educación sea ámbito en el que se perciba con mayor claridad que la presión migratoria excesiva desestabiliza las capacidades asistenciales de una región. Incluso el propio de Govern de ERC ha achacado los problemas educativos a la inmigración.

De entrada, el sistema educativo no funciona y el informe PISA así lo constató. Algo que, a su vez, ha llevado al modelo educativo “por competencias” al descrédito. Esto no es obstáculo para que el clientelismo en torno a ciertos grupos como la Fundación Bofill no haya cesado.

El colapso educativo afecta en primer término a la identidad catalana, que necesita un mayor despliegue administrativo para garantizar su supervivencia. El último ejemplo de ello fueron los malos resultados en competencias básicas en lengua catalana, que son los peores en una década. La consejera Simó explicó que estos malos resultados obedecían a una nueva “realidad sociolingüística”.

3. Seguridad

Sin presentarse de manera causal, la vinculación entre ciudadanos extranjeros e inseguridad está a la vista y responde precisamente a la incapacidad de la administración para absorber e integrar a los inmigrantes. Sobre todo, a los más jóvenes, que tienen muchas más probabilidades de quedar abandonados a su suerte y ser susceptibles de acabar en la criminalidad.

Los datos oficiales muestran esta realidad. Ocho de cada diez detenidos en Barcelona son extranjeros; más de la mitad de los presos en las cárceles catalanas son extranjeros; más del 60% de los encarcelados en Cataluña por agresión sexual o violación son extranjeros; el 75% de los presos jóvenes son de origen inmigrante; etc.

Esto ha llevado a que a un colectivo social muy concreto haya sido abandonado por motivos ideológicos y ‘de facto’ se haya convertido en un colectivo vulnerable: los funcionarios de prisiones. Además de sufrir el asesinato de una compañera (Núria López), los funcionarios de prisiones no dejan de narrar episodios de riesgo y violencia. La ausencia de dimisiones ha sido clamorosa.

4. Carreteras, transportes, lentitud administrativa y un preocupante ‘etc’

Además de los tres ámbitos anteriores, la impotencia de la administración alcanza a todos los ámbitos de la vida cotidiana de un ciudadano.

Las carreteras catalanas, por ejemplo, sufren una presión circulatoria cada vez mayor y debida en gran parte a los camiones. Los responsables de Tráfico de la Generalitat alertaron de que hay un aumento de la siniestralidad entre camioneros de “terceros países”. Entre estos, destaca el aumento de los camioneros de origen marroquí, que desde el abril pueden circular por España sin homologar su título profesional. Algo que entraña unos riesgos de seguridad que ya fueron advertidos por varias patronales y asociaciones del sector.

Las organizaciones agrarias Asaja, COAG, UPA y las organizaciones de comercialización Coexphal y Ecohal convocan una concentración de camiones y vehículos agrícolas en Almería. En la explanada del Puerto de Almería.

También en materia de transportes, basta utilizar los servicios de Rodalies para darse cuenta del colapso. Como todo lo demás, esta situación responde al aumento de la demanda, que se ha unido a la falta de inversión y a las pataletas políticas.

Así mismo, la lentitud de la administración es notoria en todos los ámbitos, desde la justicia hasta las prestaciones económicas y pasando por las ayudas sociales. Todo esto, en fin, constituye un largo y preocupante ‘etcétera’ de consecuencias inciertas.

Finalmente, cabe destacar que si un sector social sale especialmente perjudicado por el desorden migratorio son precisamente los propios inmigrantes. El Síndic insiste en ello una y otra vez.  

Por el momento, pero, los sucesivos gobiernos de Cataluña parecen incapaces de contemplar la posibilidad de que el desorden migratorio pueda ser en detrimento de una asimilación provechosa de esa inmigración.

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