Cuatro hombres con traje y corbata frente a un fondo de hospital con personal médico y una camilla.
POLÍTICA

El sistema sanitario, espejo de cómo el procesismo ha arruinado Cataluña en una década

El Govern acaba de retrasar dos años más la puesta en marcha de un centro de tratamiento contra el cáncer

El procesismo lleva años retorciendo el mantra del ‘España nos roba’ para esconder la amarga realidad: el fracaso de la gestión de los sucesivos gobiernos independentistas. El nacionalismo catalán siempre ha sostenido su retórica sobre el agravio fiscal. La contradicción es que cuanto más autogobierno ha tenido la comunidad autónoma, es decir, cuanto más poder han tenido los gobiernos catalanes, más han hundido los servicios públicos, el progreso y el desarrollo de Cataluña.

La sanidad refleja dramáticamente el impacto de la larga década de la gestión procesista en Cataluña. Crónica Global publicaba este martes que el gobierno catlán aplazará dos años más, como mínimo, la apertura del centro de tratamiento contra el cáncer. 

Imagen de la mano de un paciente de un hospital que tiene una vía inyectada

La Fundación Amancio Ortega ha cedido las máquinas para tratar el cáncer con terapia de protones, y la Generalitat solo tiene que afrontar la construcción del edificio. CatSalut ha presupuestado el coste en 30 millones de euros. Pese a haber prometido la apertura del centro en 2025, ahora lo prolongan dos años más y sin dar explicaciones.

Esto se suma al malestar de las familias de los enfermos, a quienes la Generalitat envía al extranjero (Francia, Suiza, Alemania) pese a que otras regiones como Madrid y Navarra disponen del equipamiento. 

Inestabilidad política y clientelismo

Aunque la administración catalana no ha justificado el retraso, el sector sospecha que la razón es la falta de dinero por el fracaso de los presupuestos de 2024. Esto ya ha obligado a los hospitales catalanes a realizar ajustes de inversión, e incluso tener que afrontar ampliaciones sin calendario ni presupuesto. Quienes acaban pagando los platos rotos de la nefasta gestión son los ciudadanos, precisamente en la comunidad con los impuestos más altos de todo el Estado.

La inestabilidad política, que lleva a crisis como la de los presupuestos y la caída del gobern el pasado mes de marzo, explica en parte el hundimiento de los servicios público. Pero también el clientelismo, la lógica del poder en Cataluña. Mientras el Govern retrasa la puesta en marcha de un centro público de tratamiento del cáncer, la Consejería de Salud acuerda pagar el alquiler de un edificio propiedad de la familia de Pere Aragonès para reubicar un centro de día

Cartel del Hospital Vall d'Hebron

La noticia, avanzada el pasado mes de mayo por E-Notícies, destapó los sospechosos vínculos entre el poder político y la gestión privada con la sanidad de fondo. El Govern sí tiene dinero para reubicar los servicios a beneficio de la empresa vinculada con la familia del president, pero no para poner en marcha el centro oncológico. O para hacer frente al cierre de 300 camas este verano en el Hospital de la Vall d’Hebrón, el más importante de Cataluña.

La sanidad catalana, en número rojos

Algunos datos ayudan a entender mejor el agujero de la sanidad catalana. Según un estudio reciente de la UPF, el sistema público de sanidad en Cataluña necesita 3.000 millones de euros para ser sostenible y evitar la quiebra. 

Aunque el independentismo se empeña en echar la culpa a España, la realidad es que los recortes del Gobierno de Artur Mas entre 2010 y 2016 condenaron la sanidad catalana a una crisis endémica de la que aún no ha salido. De hecho, Cataluña es la única comunidad autónoma que ha sido incapaz de recuperarse de los recortes en sanidad.

Esto explica el malestar crónico de los profesionales sanitarios en Cataluña, que sin ir más lejos hace unos meses declararon una huelga pidiendo mejoras laborales.

El estado de la Sanidad en Cataluña ayuda a entender qué es y cómo funciona el procesismo en Cataluña. Porque fue Artur Mas quien aplicó los recortes más salvajes de los servicios públicos en Cataluña després del despilfarro del 'tripartit', con una CiU asediada por la crisis económica y la corrupción. La aventura independentista de Convergència no fue más que un intento de sobrevivir a la crisis social con el Parlament rodeado y el president llegando en helicóptero.

Los Gobiernos de Carles Puigdemont y Quim Torra fueron incapaces de revertir la crisis sanitaria, y Cataluña fue una de las comunidades más castigadas por la pandemia. ERC aumentó el presupuesto sanitario en 2022, pero se ha enfrentado a varias huelgas y el sistema sigue al borde de la quiebra. El fracaso de los presupuestos arroja el Govern a una tercera oleada de recortes que, según los sindicatos y los profesionales del sector, será la muerte definitiva del sistema.

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