Se repite el patrón: el votante joven ha impulsado a la derecha identitaria
Las redes sociales han vehiculado el voto de los jóvenes en estas elecciones europeas y eso es un cambio fundamental
La sociología electoral suele traer novedades interesantes. Sobre todo, cuando se compara con los discursos que los partidos quieren poner en circulación. La semana pasada, por ejemplo, explicábamos que el votante de Podemos nunca fue el obrero, sino más bien un hombre joven con un nivel de formación más elevado que la media.
Y otro tanto se puede decir de partidos como Sumar o los Comuns. Según algunos investigadores en la materia, la probabilidad de votar a estos partidos aumenta entre jóvenes asalariados y formados, es decir, entre aquellos que tienen más fácil ver frustradas sus expectativas.
La última ocasión que tuvimos para analizar resultados electorales fue con las elecciones autonómicas en Cataluña. El análisis de los datos mostraba que el votante de Vox era de un barrio pobre, con rentas bajas y un nivel educativo inferior a la media. Así mismo, una comparación con las elecciones del 2021 muestra que Vox perdía apoyos entre los barrios más ricos, que se iban al PP, y subía mucho entre los más pobres.
Cambios muy destacados en Francia y Alemania
Y, por el momento, las elecciones europeas refuerzan este patrón. A falta de un análisis pormenorizado, los primeros datos muestran un fuerte crecimiento de la derecha identitaria entre los jóvenes y los obreros. Los casos de Francia y de Alemania - que son los más relevantes - son diáfanos. Aunque es cierto que las diferencias son notable.
En Alemania, por ejemplo, tiene más peso el hundimiento de los “Verdes” y del discurso medioambiental, que se acopla muy bien con el discurso identitario de crítica a las élites burocráticas europeas. Bruselas, por el contrario, es de las regiones europeas con un menor porcentaje de voto identitario.
En Francia, el partido de Marine Le Pen ha sido el más votado entre los jóvenes. De esta manera, parece funcionar la estrategia de ‘Reagrupación Nacional’, consistente en dejar atrás su imagen de un partido de ancianos y de nostálgicos radicales. En esta labor ha tenido un papel fundamental el cabeza de lista de Le Pen para las europeas, Jordan Bardella, que no por casualidad tiene 28 años. Su figura arrastra a los jóvenes porque ya no es el perfil típicamente francés de un político joven que ha pasado por las altas escuelas parisinas. De hecho, Bardella no es ni licenciado.
Un poco más al norte, en Alemania, la situación es similar aunque con sus particularidades. Según los datos, Alternativa por Alemania (AfD) ha experimentado un aumento del 12% entre los votantes de 16 a 24 años. En total, ha conseguido un 17% de apoyos en esta categoría, el mismo porcentaje que ha obtenido un partido sistémico como la Unión Demócrata Cristiana. Por su parte, los Verdes - algo así como un equivalente de Sumar o de la extinta ICV de Cataluña - han perdido un destacado 23% de apoyos entre los más jóvenes ¿La excepción? Las ciudades, que siguen votando a los Verdes:
Situación similar en España
En España, toda situación se concreta en Vox y ahora también en Alvise Pérez. Según el CIS, la completa mayoría de votantes de ambas formaciones proviene de jóvenes de entre 18 y 34 años. Así mismo, es el segundo bloque más votado en esta franja de edad, superando a PP y a Ciudadanos. Al igual que en Francia, ya no es cierto que solo los mayores voten a la derecha identitaria. Es más, entre los mayores de 65 solo alcanza el 4,4% de los apoyos.
Si se tienen en cuenta los nuevos canales de comunicación como las redes sociales, este éxito de Vox y Alvise entre los jóvenes adquiere aún más sentido. Y es que, simplemente, los jóvenes no ven la televisión ni siguen la prensa política, menos aún la oficialista.
Y no es solo que se muevan al margen de los medios oficialistas, es que la crítica a estos medios forma parte del propio discurso de la derecha identitaria. Tal vez, la figura más destacada en este sentido haya sido Donald Trump, que vive en una guerra constante con los medios norteamericanos. La narrativa de las redes sociales, en fin, sintetiza el combo de juventud y actitud antisistema.
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