Una profesora da clase el día del inicio del curso en el colegio de la Alameda de Osuna, a 5 de septiembre de 2022, en Madrid (España).
POLÍTICA

El sindicato USTEC, en el punto de mira por el fracaso educativo de Cataluña

El debate sobre el modelo educativo en Cataluña ya ha explotado y refleja profundos cambios sociales

Una de las características de la izquierda contemporánea es que no contempla las cosas de manera separada. Todo está conectado y cualquier causa social es el reflejo de un problema mucho mayor, desde el capitalismo hasta el medioambiente y pasando por la pobreza. Mientras tanto, las causas sociales más próximas se degradan.

Y de entre todos los problemas de proximidad que ahora tiene Cataluña, destaca el de la educación. Como explicábamos en E-Notícies la semana pasada, los malos resultados del sistema educativo catalán han estimulado un debate ideológico sobre el modelo educativo. Pero lo cierto es que el debate va mucho más allá de una cuestión pedagógica. De hecho, se ha convertido en un debate político en el que hay señalamiento directo entre los actores involucrados.

Una profesora da clase el día del inicio del curso en el colegio de la Alameda de Osuna, a 5 de septiembre de 2022, en Madrid (España)

PISA: el disparador del debate

En el caso de Cataluña, el impacto que supuso el informe PISA llevó a muchos a alzar la voz contra el tejido educativo que hay detrás del "modelo educativo por competencias".

Además del Departamento de Educación, en ese tejido también se encuentran entes como la Fundación Bofill, la Asociación Rosa Sensat o la Fundación Pere Tarrés. Así lo denunciaba la nueva voz crítica contra el pedagogismo, Damià Bardera, que hablaba directamente de “lobbies educativos”:

Y uno de los últimos entes en apuntarse al debate político-educativo ha sido el sindicato USTEC. La semana pasada, por ejemplo, USTEC era noticia porque habían promocionado los “martes con Palestina”. Se trataba de una suerte de recolección de fondos mediante la venta de camisetas en apoyo a Palestina:

Muchos pusieron este caso como ejemplo de que la educación catalana se involucra en toda clase de asuntos universales mientras los resultados caen en picado. Aunque lo más destacado es que el sindicato, que consiguió casi 270 mil visualizaciones con esta publicación, no permitió las respuestas en redes sociales.

El sindicato USTEC y todas las causas posibles

Según explican en su página web, USTEC “no solo lucha por un modelo de enseñanza pública, de calidad, democrático, laico, sino también por un tipo de sociedad no excluyente, solidaria y participativa”. Se trata del sindicato mayoritario de maestros y uno de los que presionó para destituir al exconsejero Cambray. No habla, pues, en nombre de toda la comunidad educativa.

Estos días, uno de sus líderes, Andreu Mumbrú, coordinador sindical y expolítico, ha estado muy activado en redes, protagonizando agrias polémicas con otras voces del sector educativo. En sus publicaciones y textos, Mumbrú plantea el riesgo del “discurso educativo reaccionario”, del “modelo neoliberal”, la “ultraderecha”, etc.

Según suele explicar, su modelo pasa por aumentar los recursos, aligerar la carga laboral de los profesores y “restaurar la democracia y la pluralidad en los claustros”. Así mismo, tampoco pierde ocasión para denunciar que el informe PISA es defectuoso de fábrica. 

Una alumna atiende durante una clase semipresencial de Matemáticas impartida por la jefa de Estudios, Celeste Molinero a alumnos de 4º de la ESO en el Colegio Ábaco, en Madrid (España)

Según explicaba en una pieza publicada en diciembre del 2023, el informe PISA refleja cómo “el neoliberalismo se encamina hacia una deriva neoautoritaria” que solo persigue la “eficiencia económica”. En este sentido, Mumbrú acepta que algunos excesos pedagógicos han servido para apuntalar este neoliberalismo y estimular una contrarreacción, dice, “elitista” y de ultraderecha.

La solución que ofrece a todo este panorama - autodiagnosticado - es una “repolitización de la cuestión educativa desde una apuesta igualitarista, popular y democrática que garantice la emancipación de todo el alumnado y esté en manos de los trabajadores (dignificando su tarea)”. En fin, más allá de los términos esta es una postura clásicamente sindical que pide más financiación:

Estas palabras no gustaron a Xavier Massó, una de las voces más contundentes contra el modelo educativo imperante. Secretario general del sindicato (mayoritario) de profesores, aspepc, Massó ha sido muy claro en varias ocasiones. “La educación por competencias ha sido un error garrafal” y “la escuela ha renunciado a enseñar”, ha dicho, por ejemplo, Massó.

Y ante las palabras de Mumbrú, Massó denuncia que “es muy mala idea permitir que un impresentable cargue toda su mediocridad contra la ultraderecha”. A juicio de Massó, “el enemigo es común” y la solución no pasa por poner en circulación enormes hombres de paja:

Y los ciudadanos cargan

Esta polémica refleja que la rotura del sistema educativo catalán es estructural, empezando por las acusaciones cruzadas entre sindicatos, profesores y lobbies. De hecho, estos días otro ilustre especialista en educación, Gregorio Luri, daba un titular demoledor en una entrevista para ABC. “Cataluña sigue con su dogma, que la escuela catalana es una escuela de éxito”, decía.

“El 30 por ciento de los alumnos catalanes de quince años sale de la escuela sin comprensión lectora, incapaces de resolver operaciones matemáticas elementales y de escribir”, añadía Luri:

En definitiva, la polarización política lo devora todo a su paso. Y como ocurre con tantos otros temas (seguridad, vivienda, transporte, etc.), los más perjudicados son los ciudadanos corrientes, que no viven en el limbo de las reivindicaciones infinitas. Por el momento, los resultados educativos ahí están y a nadie - sobre todo a los promotores del modelo - le faltan razones para justificarlos o matizarlos.

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