El PSOE, de rebajas con Junts para aprobar los Presupuestos

Después de aprobar la reforma fiscal en una bola de partido que le salvó Podemos, el Gobierno socialista afronta ahora los Presupuestos. Lo hace con calma porque no hay presiones de calendario, las cuentas se pueden prorrogar sin mayor problema y los datos macroeconómicos son buenos. A partir de aquí, se pondrá en marcha la maquinaria habitual de conseguir unanimidad entre los socios de Gobierno y los partidos más duros, como es el caso de Junts.

El póquer privado de Junts y PSOE

El PSOE ya da por descontado que, más allá de la retórica nacionalista, Junts es un socio de gobierno que ha optado por influir en Madrid. Es decir, un actor más de la política española en el Congreso de los Diputados. Esto se evidenció a partir de las últimas elecciones generales, cuando Junts optó por estabilizar al PSOE a cambio de una amnistía.

Desde entonces, el procedimiento no ha variado lo más mínimo: un estira y afloja entre Junts y el Gobierno. Esto se ha convertido en una fuente de concesiones que nunca acaba de quedar claro cómo se concretan, pero que dotan de estabilidad al Ejecutivo. Por ahora, el PSOE tiene una factura bastante abultada: el catalán en Europa, la amnistía, la senda fiscal o varios traspasos competenciales. Todo ello al margen de los otros compromisos que tiene con ERC.

Y para empezar a caldear el ambiente de cara a la negociación presupuestaria, el PSOE ha puesto el cartel de rebajas en Moncloa. Esto implica ceder en varios ámbitos que pueden ser muy jugosos para Junts, que al fin y al cabo se mueve en el particular contexto político de Cataluña. Y por lo que ahora parece, son dos los temas que el PSOE va a conceder a la neoconvergencia.

Cuestión al margen es que sea después el PSC el que, desde el institucionalismo de la Generalitat, pueda acabar capitalizando más y mejor estas concesiones. De hecho, la amnistía le ha servido más al PSC que a Junts, empezando porque se ha interpretado más bien como un apaciguamiento social que como un retorno mesiánico de Puidgemont. Illa está en Palau y Puigdemont en Waterloo. Mientras tanto, Albert Batet ejerciendo de cardenal camarlengo en el Parlament.

Los papeles del CNI y la inmigración

Junts está muy activo con el papel que desempeñó el CNI en los atentados de 2017. En alguna ocasión, y agarrándose a testimonios del comisario Villarejo, han flirteado con la idea de una perturbadora jugada del Estado profundo.

Durante estas últimas jornadas, desde Junts intentaron viralizar la comparecencia del exdirector de los servicios secretos, el general Félix Sanz Roldán. Poco después, el expresidente Puigdemont hablaba de que “la conexión entre el Estado y los autores de los atentados de Barcelona y Cambrils es una evidencia de la cual hay que estirar el hilo”:

Y esta misma semana, la ministra de defensa, Margarita Robles, se comprometía desde el Senado a desclasificar papeles del CNI vinculados con los atentados. Pero como es habitual, esto no ha ido sobre ruedas, sino más bien a trompicones.

Y es que el mismo día del anuncio de la ministra, el senador de Junts, Eduard Pujol, le recordaba que hace semanas que el PSOE se había “comprometido” con la desclasificación. Ante esto, Robles se excusó en errores de procedimiento por parte de Junts. “En el momento que ustedes pidan la desclasificación, no tengan ninguna duda que esta desclasificación se producirá”, concluyó la ministra.

La desclasificación de documentos, pues, es una de las concesiones del PSOE. La otra - y que está a punto de concretarse - es el traspaso de la inmigración. Como se explicó en E-Notícies, desde Junts aseguran que será un traspaso “integral”, aunque la ley pone serios obstáculos para una maniobra de este calado. Por el momento, el encargado de hacer el anuncio, que es el presidente Illa, no ha dado el más mínimo detalles. 

De estas dos concesiones a Junts destacan su utilidad para neutralizar a Aliança Catalana, que es la silenciosa competición que ahora tiene Puigdemont. Como es sabido, el imán que estuvo detrás de los atentados era de Ripoll, dejando una traumática huella que aupó a la alcaldesa Orriols. Por otro lado, desde que AC hizo acto de presencia en la política catalana es evidente que Junts ha endurecido (y bastante) su discurso en materia de seguridad e inmigración.