La contradicción de la economía española: datos estupendos, pero cada vez más pobres
En los despachos del Ministerio de Economía están de celebración, pero en la calle la realidad es otra
Los datos macroeconómicos de España son sencillamente inapelables. No solo son buenos, sino que rompen incluso las previsiones más optimistas. Esto lo hemos visto con claridad durante los últimos meses, con ritmos de crecimiento que multiplican a nuestros socios europeos. Ahora mismo, sobre planos, la locomotora de Europa es España.
Y a falta de que termine el año, todo apunta - así lo refleja el INE - a que España cerrará el 2024 con un crecimiento del 3%. Si comparamos la tasa interanual (hasta el verano) del 2024 con el 2023, observamos un crecimiento del PIB del 3,4%. Esta cifra multiplica por cuatro la tasa de crecimiento de la media europea durante el mismo periodo de tiempo.
Esto explica que el Gobierno saque pecho de su gestión económica y haga toda la publicidad posible de ella. En este sentido, cabe recordar que fue el propio Pedro Sánchez el que acuñó la frase de que España “no va como una moto, va como un cohete”. Y ahora, con estos nuevos datos encima de la mesa, continúa la circulación del optimismo:
Tanto el Presidente del Gobierno como el ministro de Economía, el discreto Carlos Cuerpo, reivindican que nos acercamos al objetivo de pleno empleo. Esta situación ha llevado a Pedro Sánchez a una suerte de adelantamiento de la campaña electoral de 2027. De paso, le ha lanzado un dardo a Feijóo: “Ya veremos si me presento contra Feijóo o contra otra lideresa”:
Otro panorama cuando se hace zoom
Con esta tendencia tan positiva de España, una de las noticias económicas más desconcertantes de los últimos meses fue que la pobreza aumentaba. Y aumentaba de un modo espectacular. Nada menos que España alcanzó este año las mayores tasas de pobreza en veinte años, medidas con la tasa AROPE.
Según datos oficiales de Eurostat del pasado junio, España era con un 27% el país con mayor riesgo de pobreza de la zona euro. Y si miramos fuera de la zona euro, tenemos el dudoso honor de que solo nos superen Bulgaria (30%) y Rumanía (32%).
Además, estos datos reflejaban el escenario más duro de la pobreza, que es el aumento de lo que la propia tasa AROPE denomina “carencia material severa”. Es decir, hogares que no pueden hacer frente a gastos básicos. Este matiz es esencial porque no se habla de ingresos, sino de la capacidad de que esos ingresos puedan convertirse en bienes y servicios.
En este sentido, en 2023 se alcanzó el máximo histórico de España en carencia material severa (8,9%). Con estos datos, estamos notablemente peor que en el peor momento de la última gran crisis. Y algunos de los ítems que miden esta carencia material severa resultan especialmente crudos.
España, por ejemplo, es el país europeo con el mayor porcentaje de hogares que no pueden calentar adecuadamente la vivienda familiar. A razón de cinco años, este ítem ha aumentado en un abrumador 13,3%. Hay que tener presente que le sacamos casi nueve puntos de ventaja al segundo peor país en este sentido, que es Francia.
Los precios devoran a las rentas
Estos datos explican que, el pasado junio, la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) mostrara su preocupación ante esta realidad. Según el informe presentado, la causa fundamental del aumento de la pobreza es el “encarecimiento de la vida”.
Esta hipótesis de que la vida es más cara cuadra con los datos de inflación. Desde alrededor de 2020, España ha acumulado una inflación del 27,7%. Esto se ha reflejado sobre todo en el precio de los alimentos, que han subido un 35% desde 2020 (y en el aceite de oliva como símbolo, que ha aumentado su precio en un 225%). Pero mención aparte merece el problema inmobiliario.
Como se ha dicho en E-Notícies, la situación de la vivienda es al mismo tiempo un factor que dispara la pobreza, la desigualdad social y la marginación de los jóvenes. Si se analiza en relación con la renta, el aumento de los alquileres triplica al aumento de la renta. Por este motivo, la EAPN destaca que la tasa de pobreza entre los inquilinos duplica la tasa de pobreza de los propietarios (15,8% y 33,1%, respectivamente).
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