Una mayoría del Parlament estaría favor de endurecer penas a los multirreincidentes

Como era de esperar, la inseguridad y la inmigración irregular iban a ser los dos gran temas del 2024. Era algo que se veía venir desde por lo menos el año pasado e incluso desde antes. En Cataluña, el punto de partida de esta situación se puede situar simbólicamente en el manifiesto de los alcaldes del Maresme.

El problema de la multirreincidencia

Como muchos recordarán, la hermosa localidad de Calella fue protagonista de la actualidad política durante unas semanas del 2023. Después de una oleada de violencia y crímenes, el alcalde March Buch (Junts) pidió entre otras cosas la expulsión de los delincuentes extranjeros y multirreincidentes implicados en la criminalidad local.

Poco después, los alcaldes juntaires del Maresme mostraron su apoyo al alcalde Buch. De paso, Junts empezó un cambio de rumbo con respecto a la lucha contra la inseguridad y la multirreincidencia. Y es que el partido de Carles Puigdemont pasó en poco tiempo de pedir el cierre de los CIES a exigir el control migratorio.

Sea como fuere, el de Junts es solo un caso particular y bastante determinado por un cambio de discurso de origen electoralista. Lo relevante es que, de manera más o menos explícita, casi todos los partidos están ahora de acuerdo en luchar contra la multirreincidencia.

Es más, están de acuerdo en una serie de medidas - endurecimiento del código penal, más juzgados, más policías, etc. - que hace poco habrían levantado una enorme polvareda mediática. Ahora, por el contrario, pasa desapercibido un hecho llamativo: y es que ‘de facto’ existe una mayoría en el Parlament que uniría al PSC con Vox y a Vox con Aliança Catalana, entre otras combinaciones curiosas.

Una mayoría silenciosa

Hace unas semanas era noticia que una amplísima mayoría de 302 diputados en el Congreso votó a favor de luchar contra la multirreincidencia. Si se extrapola la votación al Parlament, observamos que 105 de los 135 diputados del Parlament votarían a favor de hacer lo mismo en Cataluña. Se trataría de una mayoría de PSC (42), Junts (35), PPC (15), Vox (11) y AC (2). Esto representa a casi el 78% del Parlament.

Con respecto al PSC, el cambio de discurso ha sido evidente hasta el punto de que algunos miembros importantes del partido celebran públicamente las deportaciones de criminales multirreincidentes. Así mismo, pesos pesados como Salvador Illa o el alcalde Collboni han propuesto y defendido medidas que ellos mismos habrían calificado de “punitivas” hace unos meses.

Así se expresaba, por ejemplo, el alcalde socialista de Mataró, David Bote, sobre la expulsión de 22 criminales:

Con respecto a Junts, ya hemos visto que hubo un claro cambio de discurso y que vino motivado por la irrupción de Aliança Catalana. En su electoralismo, Junts ha llegado incluso a plantear el control integral de la inmigración para Cataluña como una exigencia innegociable a Pedro Sánchez.

Por su parte, PPC y Vox han sido los que menos han cambiado el discurso. Sobre todo Vox, que puede alegar que el resto de partidos están ahora de acuerdo con lo que ellos decían hace unos años. De hecho, cuando se votó en el Congreso luchar contra la multirreincidencia, Vox dijo que el PP había acertado con su propuesta porque se la "copiaron" a ellos. 

En cualquier caso, la postura de Vox y de PP en Cataluña está clara. La campaña electoral de Ignacio Garriga consistió fundamentalmente en pedir deportaciones y en controlar la inmigración. Por su parte, Alejandro Fernández ha hecho tándem con García Albiol para pedir lo mismo. La idea está clara: “aquí solo debe ser bienvenido el que viene a trabajar y adaptarse a nuestros valores como sociedad”, en palabras de Albiol.

Finalmente, el discurso de Aliança Catalana en esta materia es bien conocido y ‘de facto’ es idéntico al que puede tener Vox. La única diferencia está en que los discursos de AC o Junts presuponen la independencia de Cataluña. Es decir, la capacidad para controlar de manera soberana la inmigración.

¿Una mayoría efectiva?

Un hecho revelador es que ciertos discursos calificados ahora como ‘woke’ y relativos a la inseguridad viven un fuerte descrédito en Cataluña. Más allá de la natural discrepancia política, discursos como el de Basha Changue (CUP) sobre la integración, la inseguridad y la catalanidad no presentan el más mínimo recorrido. Esto se traduce en un declive electoral del cual toman nota los otros partidos.

Lo único que falta es comprobar si esta mayoría silenciosa será efectiva o si, por el contrario, se disolverá en la confrontación política. Lo que es seguro es que informes como el del CEO, los barómetros del Ayuntamiento de Barcelona sobre las preocupaciones ciudadanas y la situación política en Europea son brújulas políticas.