Montaje con un primer plano de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, los dos con cara seria
POLÍTICA

Qué dicen las encuestas si hay repetición electoral y ERC y Junts se presentan juntos

Republicanos y postconvergentes siguen explorando los caminos de la unidad independentista

La XV legislatura en Cataluña sigue en el aire, aunque todas las cartas parecen estar encima de la mesa. Junts tiene claro que sus únicas opciones pasan por bloquear la investidura de Salvador Illa y forzar una repetición electoral en la que poder apelar a la unidad independentista bajo la égida de Puigdemont. La pelota está ahora en el tejado de ERC, que mira con vértigo a la repetición electoral y explora todas las fórmulas posibles para la formación de gobierno.

Las encuestas han dictaminado hasta ahora que en unas nuevas hipotéticas elecciones la cosa no variaría mucho en el caso de Junts y sí supondría un nuevo batacazo para ERC. Los sondeos apuntan también a que los bloques seguirían estables. Pero, ¿qué pasaría si ERC y Junts fueran juntos en unas nuevas elecciones?

Plano general del hemiciclo del Parlament de Catalunya con sus diputados sentados y presidida por la Mesa de Edad

Según la encuesta de Demoscopia para The Objective, Esquerra y Junts en coalición se situarían como primera fuerza con 57 escaños por 43 del PSC. Eso sí, el independentismo seguiría lejos de la mayoría absoluta. El sondeo da a la CUP dos diputados (dos menos que ahora) y dos a Aliança Catalana, los mismos que tiene ahora.

Es decir, que el independentismo sumaría 61 escaños (le faltarían siete para la mayoría absoluta) y se quedaría como ahora. Además, la coalición ERC-Junts perdería fuelle respecto el último experimento, Junts pel Sí, que obtuvo 62 diputados y alcanzó la mayoría absoluta con los 10 de la CUP.

Lejos de la unidad independentista

Aquella unidad se fraguó en un momento propicio tanto para ERC, que buscaba crecer, como el espacio postconvergente, en plena reconstrucción. Pero ahora las cosas han cambiado.

La lucha por el poder ha llevado a los dos partidos a una rivalidad fratricida y ahora mismo los recelos y los temores son el principal obstáculo para una unidad independentista que parece más lejos que nunca.

Los recelos surgen de la desconfianza entre ambos partidos, que ven en la apelación a la unidad un intento del adversario de hegemonizar el espacio. El temor nace precisamente del riesgo de quedar fagocitados bajo la hegemonía del adversario. A eso hay que añadir la lucha de egos entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, que compiten por liderar el movimiento independentista y esto implica anular al otro.

El expresidente de la Generalitat de Catalunya y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont, interviene durante un acto de campaña, en Jean Carrère Space, a 1 de mayo de 2024, en Argelès (Francia)

Quien más apela a la unidad independentista es Junts, que ve en la debilidad de Esquerra una oportunidad para reunificar el movimiento bajo el mando de Puigdemont. Este ya está utilizando la ANC y el Consell de la República para presionar a ERC para que no invista a Salvador Illa. El objetivo final es integrar lo que queda de Esquerra y las entidades independentistas y sus satélites bajo un mismo paraguas, que sería la marca Puigdemont.

ERC ve con más recelos la unidad, porque Oriol Junqueras se considera el representante legítimo del independentismo y no quiere ceder su poder a Puigdemont. Además, los republicanos son conscientes que en la situación actual la unidad beneficiaría a las aspiraciones hegemónicas de Junts. Por otro lado está la necesidad de Esquerra de seguir en el poder para esquivar la crisis interna y afrontar una transición tranquila en el partido.

Nuevas elecciones, más bloqueo

La mencionada encuesta demuestra dos cosas. Una, que la unidad independentista abriría la puerta de la victoria al procesismo, y dos, que sería insuficiente para gobernar. De hecho, en esta tesitura la repetición electoral no solo no clarificaría el panorama política actual sino que complicaría aún más la formación de gobierno en Cataluña.

La única ventaja para los procesistas es que al ganar las elecciones tendrían más legitimidad para pedir al PSC que facilitara su investidura para gobernar en minoría. Algo poco probable, teniendo en cuenta que el PSC querría vengarse por el bloqueo a Illa. De todas formas, el PSC tampoco podría gobernar porque no solo perdería la primera plaza sino que además no podría pactar con ERC, en coalición con Junts. 

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