Las 3 crisis de un procesismo en caída libre
Junts y ERC (e incluso la CUP) no solo tienen un presente complicado: el futuro puede ser igual o peor
El procesismo está en caída libre. Esto no es ninguna noticia en pleno 2024. Solo hace falta ver los consecutivos desastres electorales de las tres formaciones procesistas (Junts, ERC y la CUP) en el último año. Sin embargo, el declive va mucho más allá. Y es que todos ellos comparten tres crisis que no solamente les representa un presente negro, sino también un futuro igual o peor.
1. Crisis electoral
Desde el año 2017 hasta las últimas elecciones catalanas, los tres partidos procesistas han perdido casi 1 millón de votos. La debacle se ha ido fraguando en las últimas citas electorales y los números hablan por sí solos.
ERC perdió 300.000 votos en las municipales de mayo del 2023 y 400.000 en las generales que se celebraron un mes después. El pasado 12-M perdieron 174.000 votos y cayeron de 32 a 20 escaños. Y en las europeas, la fuga de votantes fue de casi 400.000.
La tendencia de Junts es más o menos la misma. Perdieron 140.000 votos en las generales del 23-J de 2023 y 450.000 en las europeas del pasado 9 de junio. Solo en las autonómicas del pasado mayo consiguieron sumar 111.000 votantes, aunque no se trate de dato para celebrar. Y es que ni teniendo a Puigdemont de candidato ni una ERC en caída libre consiguieron hacerle cosquillas a un Salvador Illa que les ganó con claridad.
Tampoco están para tirar cohetes precisamente en la CUP. El declive empezó con las municipales, en las que perdieron casi un 25% de los votos conseguidos cuatro años antes. Después vinieron las elecciones generales, en las que perdieron casi 150.000 votos y se quedaron sin representación en el Congreso. Finalmente, el 12-M perdieron 60.000 votos y un poco más y se quedan fuera del Parlament de Cataluña.
2. Crisis de credibilidad
Los partidos procesistas no solamente pierden votos, también credibilidad. Así lo demuestran las últimas informaciones que han aparecido recientemente alrededor, sobre todo, de ERC y Junts.
En ERC están en plena guerra interna tirándose los platos por la cabeza entre los dos sectores que pugnan por apoderarse de la dirección del partido: el liderado por Oriol Junqueras y el liderado por Marta Rovira.
La guerra ha acabado provocando que saliesen a la luz informaciones que dejan en entredicho la reputación que pudiera tener la formación republicana. La existencia de una estructura paralela para difamar contra rivales políticos, incluso de dentro del partido, y la explosiva rueda de prensa de Sergi Sabrià disparando contra Junqueras evidencian que ERC es, ahora mismo, una formación política en descomposición. Además, esta guerra interna retransmitida delante de todo el público no hace más que generar todavía más desconfianza (cuando no vergüenza ajena) a militantes, votantes e incluso población en general.
En Junts tampoco pinta mejor el panorama. Las presuntas irregularidades de Toni Comín como responsable del Consell de la República también es un misil a la línea de flotación de la credibilidad del proyecto de Carles Puigdemont. Comín, eurodiputado por Junts, intentó cargar a este chiringuito creado por Puigdemont sus vacaciones con su hija en el sur de Francia. Dilapidar tu credibilidad por un importe inferior a 5.000 euros no sería precisamente la mejor de las jugadas.
3. La tercera crisis: la amenaza de nuevas alternativas indepes
A todo este contexto hay que añadirle otra crisis que afronta el procesismo. Que no es otra que la aparición de otras formaciones independentistas que están consiguiendo capitalizar el descontento de los votantes indepes con los partidos procesistas. Concretamente, estamos hablando de Aliança Catalana.
El partido de Sílvia Orriols no solamente ha tenido un aumento meteórico en el último año. También ha conseguido irrumpir en el Parlament de Catalunya a pesar del cordón sanitario informativo de los medios subvencionados por el procesismo y las constantes campañas de desprestigio y difamación a las que se ha visto sometido. Pero, otra vez más, lo peor para los procesistas no es el ‘ahora’, sino el ‘mañana’.
Y es que, por ejemplo, todos tienen asumido que si hay repetición electoral en Cataluña, será la alcaldesa de Ripoll la principal beneficiada. De hecho, las encuestas ya auguran que, si los catalanes vuelven a votar en octubre, Aliança Catalana podría triplicar, sin demasiado esfuerzo, la actual representación que tiene ahora mismo en el Parlament (2 diputados).
Hasta hace un año, los votantes indepes solo tenían dos opciones: seguir tragando con los partidos procesistas o abstenerse. Ahora, sin embargo, tienen la opción de depositar su voto en una formación al alza como es el partido de Sílvia Orriols. Algo que, sin duda, perjudica todavía más a Junts, ERC y también la CUP.
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