El giro de Junts: de pedir el cierre de los CIE a exigir el control migratorio
El partido de Carles Puigdemont ha rubricado esta semana un progresivo cambio en su discurso respecto a la inmigración
"Cataluña debe tener una política nacional de inmigración que responda a las necesidades del país en términos de cohesión social, bienestar, progreso y lengua". Son palabras pronunciadas este mismo sábado, 13 de enero, por el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull. Su discurso, contundente en el fondo y en la forma, ha rubricado esta semana un giro copernicano por parte del partido en su posición sobre el debate migratorio.
Por si cabe algún tipo de duda, Jordi Turull plantó cara a aquellas formaciones —todas ellas progresistas, con ERC a la cabeza— que han insinuado un posicionamiento “xenófobo” de su partido. Lo hizo el pasado jueves Oriol Junqueras en la red social X. "El chantaje de acusarnos de xenófobos porque nosotros nos preocupamos por esta cuestión es indigno y no lo toleraremos", afirmaba Turull.
La claridad con la que el partido de Carles Puigdemont se ha posicionado esta semana coincide con la negociación con el Gobierno para la delegación de las competencias en el ámbito de la inmigración. A cambio de salvar ‘in extremis’ las primeras propuestas legislativas del ejecutivo de Pedro Sánchez, Junts logró el compromiso de cesión —falta ver en qué grado— de estas competencias.
Los hechos y las declaraciones de los últimos días no son más que la confirmación de un giro. Junts, la misma formación en la que hace pocos meses preponderaba una postura progresista sobre la inmigración, vuelve a los postulados que históricamente había mantenido Convergència i Unió, la derecha catalana clásica. ¿A qué responde esta resituación? Y, sobre todo, ¿cómo se ha producido?
Junts, el partido que pedía en campaña el cierre de los CIE
Nos situamos en la campaña de las últimas elecciones autonómicas, hace exactamente tres años. La entonces candidata de Junts a la presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, protagonizaba un acto frente al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona. Lo hacía acompañada de otros nombres de peso del partido, como los diputados Jaume Alonso-Cuevillas, Aurora Madaula o Francesc de Dalmases.
La postura de Borràs en aquel momento era muy clara: el CIE debía cerrarse. Y no solo eso: la candidata de Junts calificaba el centro como un espacio “que denigra los derechos humanos y la dignidad de las personas”. “Venimos aquí para denunciar el cierre de este centro y denunciar el falso progresismo del gobierno de socialistas y comunes”, decía Borràs.
LAURA BORRÀS, hace tan solo 2 años, pidiendo que cierren un CIE. Ahora su partido quiere expulsar.
Con sus palabras, la candidata de Junts era clara. Pretendía ubicar a Junts en una posición del espectro político más progresista que la del PSC y En Comú Podem. Era su gran momento: Borràs y su entorno, el denominado sector socialdemócrata de Junts per Catalunya, dominaban el partido a su antojo dado su determinante peso específico.
Un golpe de timón iniciado ya hace meses
Sin embargo, la posición sobre el debate migratorio que representaban Borràs y su entorno no recogía el sentir mayoritario de las bases del partido. Las bases de Junts, nutridas sobre todo de la antigua Convergencia, mantenían una posición mucho más moderada. Control de la inmigración, asedio a las okupaciones ilegales y a la multireincidencia delictiva y preocupación manifiesta por la inseguridad seguían siendo algunos de sus ‘leitmotiv’ ideológicos.
Y esta postura fue, poco a poco, supurando las costuras de Junts, un partido apedazado y heterogéneo desde el punto de vista de la ideología. En otoño de 2022, el Ayuntamiento de Premià de Dalt, en la comarca del Maresme, liderado por Junts, contrató a la empresa Desokupa como asesora en materia de okupaciones ilegales. Pese a que la polémica obligó a corregir tal decisión, por primera vez el mundo local ‘juntaire’ presionaba para volver a su clásica posición en el ámbito de la seguridad y la inmigración.
Pronto llegó la campaña electoral de las municipales, celebradas el pasado mes de mayo. Inevitablemente, el problema de la inseguridad y el debate migratorio se pusieron sobre la mesa. Son muchos los municipios de Cataluña en los que esta cuestión es una de las máximas preocupaciones de la ciudadanía.
Xavier Trias, candidato del partido en Barcelona, no titubeó al señalar la elevada inseguridad en las calles de la capital catalana. “El aumento de la inseguridad y los hechos delictivos, en especial los hurtos, en Barcelona, es un caballo desbocado”, afirmaban desde su candidatura. Poco a poco, pues, el posicionamiento del partido fue reubicándose.
Un cambio en paralelo al crecimiento de Aliança Catalana y el desvanecimiento de Borràs
Las elecciones municipales dejaron varios titulares en toda Cataluña. Uno de ellos fue el auge de los partidos con un discurso férreo en el debate de la inseguridad y la inmigración. No tan solo Vox, que irrumpió en decenas de consistorios catalanes, sino otras formaciones con frontera electoral con Junts.
Se trata de Aliança Catalana y el Front Nacional de Catalunya, ambas de índole independentista pero con un discurso contundente en el ámbito migratorio. La primera formación logró la alcaldía de Ripoll, mientras que la segunda —que lidera el consistorio de la pequeña localidad de La Masó— logró dos concejales en Manresa. Junts vio las orejas al lobo: dos formaciones con un posicionamiento nacional similar podían atraer a sus votantes por su diáfano discurso ideológico.
En paralelo, la correlación interna de fuerzas de Junts per Catalunya cambió. Pese a ser la presidenta del partido, a finales de marzo de 2023, Laura Borràs fue inhabilitada. Esta nueva situación debilitó su posición interna, que quedó totalmente diluida a partir de verano, con las negociaciones Junts-PSOE en las que no participó.
Puigdemont, el líder efectivo de Junts, aprovechó el golpe a Borràs para decantar la balanza a favor de Jordi Turull. Es su sector el que, desde hace ya meses, domina con plenitud el día a día de Junts. Borràs y sus acólitos están internamente arrinconados, lo que ha supuesto que los postulados más ‘progresistas’ de la formación hayan visto muy menguado su peso interno.
Calella, la gota que ha colmado el vaso de Junts
Toda esta coincidencia de factores ha propiciado un cambio de postura en la que el poder local ‘juntaire’ ha logrado encontrar acomodo. Hace escasos meses, el alcalde de Calella, Marc Buch, era claro al cargar contra un colectivo de inmigrantes extutelados que se han convertido en delincuentes multireincidentes en esta localidad del Maresme.
Buch era apoyado por el resto de los alcaldes de Junts en su comarca, evidenciando que se trata de una problemática extendida. A su vez, exponían con claridad la verdadera postura del mundo local ‘juntaire’: hay que afrontar el debate migratorio y controlar los flujos en pro de la seguridad en las calles del país.
En otras ciudades, como Manresa, cargos locales de Junts promovieron la plataforma ‘Manresa diu prou’. El colectivo ha liderado las protestas contra la inseguridad en las calles de la ciudad. En la capital del Bages, pues, Junts tampoco ha escondido su posición favorable al control migratorio y a batallar contra la inseguridad.
Una apuesta por el control migratorio: Turull rubrica el cambio de postura del partido
Ya en diciembre, el partido de Carles Puigdemont dejó entrever su intención de exigir al PSOE el traspaso competencial en el ámbito de la inmigración. Y lo cierto es que, en la primera oportunidad de la cual ha gozado, Junts ha vuelto a la posición clásica convergente. El PSOE se comprometía esta semana a delegar a Cataluña, gracias a la negociación con los de Puigdemont, las competencias relativas a los flujos migratorios.
El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, aprovechó el relieve mediático de la cuestión para fijar la posición del partido. Una posición novedosa y que contrasta con el punto de partido de la legislatura, con Borràs exigiendo el cierre de los CIE. Este viernes, Turull era claro en Catalunya Ràdio y defendía que la Generalitat debe poder decidir si expulsa o no a los inmigrantes multireincidentes.
Con estas palabras, el número 2 de Junts culminaba el giro copernicano de su partido; su vuelta a la posición convergente en este debate. De exigir el cierre de los CIE a pedir poder expulsar a los inmigrantes multireincidentes: Junts se resitúa a pocos meses de las elecciones catalanas y lo hace acercándose, nuevamente, a la posición clásica de su base electoral.
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