Una familia caminando de la mano por una calle arbolada al atardecer.
POLÍTICA

Los nacidos fuera son los más contrarios a la inmigración en Cataluña

A su manera, Cataluña refleja las mismas dinámicas que se observaron en las últimas elecciones norteamericanas

Las encuestas sociopolíticas a veces traen resultados curiosos. Hace poco, por ejemplo, vimos que los votantes de la CUP eran los que más planeaban irse de vacaciones, frente a los de Vox, que son los que menos lo planeaban. En un mismo sentido, antiguas ediciones de las encuestas del CEO mostraban que entre los votantes progresistas hay bastantes reservas con la inmigración.

Y si acudimos al último barómetro del CEO, que se publicó ayer mismo, también encontramos datos relevantes. Según los microdatos analizados por el usuario de X Marc Aragonès, son las mujeres y los extranjeros son los que creen que hay demasiada inmigración en Cataluña.

Una pareja de personas mayores caminando por una calle urbana, el hombre lleva una maleta con ruedas y la mujer viste un atuendo tradicional.

Entre las mujeres, hay un 63% que está “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con que hay demasiada inmigración, frente a un 54% de hombres que piensan lo mismo. Y con respecto al origen de los encuestados, un 68% de los nacidos fuera de España también creen que hay demasiada inmigración. Esto son 10 puntos más que el grupo de los nacidos en el resto de España y los nacidos en Cataluña (58%).

Un patrón que no es extraño

Salvando todas las distancias, estos datos están en una línea parecida de lo que ha ocurrido en los Estados Unidos con la victoria del presidente Trump. Los datos demoscópicos del país norteamericano muestran que no hay una correlación diáfana entre género, origen étnico y simpatía por la inmigración o la multiculturalidad. De hecho, además de que Trump ha ganado entre latinos y mujeres, Harris perdió posiciones entre los votantes negros.

Una de las explicaciones más plausibles para dar cuenta de estas realidades es que, como es sabido, los inmigrantes son los más desplazados en términos de renta. Es decir, que los inmigrantes, junto con las clases populares autóctonas, son los que más sufren los efectos negativos del desorden migratorio y la pérdida de poder adquisitivo.

Todo esto es especialmente claro en el caso de Cataluña, que tiene un sistema productivo muy dependiente de los flujos demográficos. Y es que, entre otras cosas, esta saturación de mano de obra provoca una bajada de los salarios en los trabajos menos cualificados, como se explicó en E-Notícies. Y de la misma manera, el crecimiento demográfico tensa el mercado inmobiliariolas capacidades asistenciales de la administración.

➡️ Política

Más noticias: