Quién ha votado a Donald Trump: se desmonta el relato progre
Mujeres, negros e hispanos: Kamala Harris no interpeló a los suyos y firma unos resultados desastrosos
“Juego, set y partido”, así definió Elon Musk la campaña y posterior victoria de Donald Trump. La apuesta fue clara y directa: el folklore woke no iba a resistir las apelaciones a la economía y a la inmigración. Los demócratas, lastrados por un presidente con un evidente deterioro cognitivo y una candidata impuesta, pensaron que tenían el negociado ‘progre’ para ellos solos.
Los resultados han demostrado que esta estrategia demócrata no ha sido eficaz, sino todo lo contrario: contraproducente. Porque el caso es que Trump está más fuerte que nunca y ha arrasado en el voto popular, además de controlar las cámaras. La puntilla a esta situación es la distribución del voto, que le arrebata a la izquierda el monopolio del “pueblo”.
Los demócratas retroceden en caladeros fundamentales
Kamala Harris no obtuvo ni por casualidad el porcentaje de votos que esperaba entre mujeres, negros e hispanos.
Esa confusa mezcla de cuestiones de género y raciales, además de no existir por la disparidad de situaciones económicas, no se ha sentido interpelada por Harris. Esto llega hasta el punto de que los demócratas han cedido espacio a los republicanos entre esos sectores sociales, que tradicionalmente eran sus caladeros.
Entre los hombres negros, por ejemplo, Harris se ha dejado casi un 10% de apoyos con respecto a Biden. Y a pesar de que consiguió mantener el apoyo de las mujeres negras, incluso en ese sector ha sufrido un retroceso. Aunque el caso más impactante es el de los hispanos.
Es cierto que Harris consiguió la mayoría del voto hispano (53%), pero lo relevante no es eso, sino la pérdida. Y es que en cuatro años los demócratas han perdido un 6% de apoyos en ese sector. Esto explica que Trump se haya disparado un 14% entre los votantes hombres e hispanos.
Así mismo, entre los jóvenes, tradicionalmente demócratas, el cambio de tendencia también ha desangrado a Harris. El patrón es idéntico: Harris consigue una mayoría entre los jóvenes, pero mucho menor que la que obtuvo Biden. Ahora, los demócratas tienen el 55% de los apoyos juveniles, pero es que hace cuatro años la ventaja a Donald Trump era de un espectacular 24%.
Si se suman todas estas pérdidas entre los sectores demócratas, el resultado es el que hemos visto: Trump ganando en los Estados clave. De esta manera, Pensilvania, Wisconsin y Georgia se han decantado por los republicanos. Asistiremos ahora a uno de los cambios más profundos dentro del relato 'progre'.
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