Europa Press Junts se instala en el juego corto para disimular su debilidad con Sánchez
Puigdemont va equilibrando como puede su dependencia hacia PSOE con una ley de amnistía que nunca llega
Por lo menos desde las últimas elecciones generales que Junts se ha instalado en el juego del gato y el ratón. La única diferencia es que Puigdemont no puede atrapar el pedazo del queso mientras la amnistía no sea firme. Esto ha conducido a los juntaires hasta su actual situación: un tira y afloja con Sánchez que tiene más de relato que de realidad.
Los ejemplos han sido constantes, desde la inmigración hasta los alquileres y pasando por la propia ley de amnistía. Puigdemont debe de alguna manera esconder el hecho de que en última instancia mantiene a Sánchez en la Moncloa. Al margen de que ha tomado buena nota de la competencia a largo plazo que supone Aliança Catalana.
Los dos últimos ejemplos son de esta semana y reflejan la (aparente) debilidad de Sánchez con respecto a Puigdemont. Según ha trascendido en prensa, todo apunta a que Junts le tumbará al PSOE el impuesto a las empresas energéticas. Así mismo, también darán luz verde a una nueva propuesta para regular los alquileres de temporada.
Puigdemont es cautivo de la ley de amnistía | Europa Press
Acariciar a los empresarios y defender a Tarragona
Posicionarse en contra del impuesto a las energéticas es un caramelo parlamentario para Junts. Además de explotar esta estrategia-espejismo de amenazar al PSOE, permite a los juntaires posicionarse a favor de la industria petroquímica de Tarragona. Esto es lo que explica que Míriam Nogueras no tardara en declarar al Diari de Tarragona que “no pondremos en riesgo bajo ningún concepto las inversiones en Tarragona”.
En particular, las inversiones son de las empresas Repsol y Cepsa, con gran influencia dentro del poder empresarial. De hecho, las diversas patronales han aplaudido la postura de Junts. Cabe tener presente que Junts es la última esperanza de las patronales porque el PNV ya ha pactado su excepción para el caso vasco.
La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras | Europa Press
Por otra parte, esta situación también ha permitido dar recorrido al sector pragmático de Junts, que tiende a estar bastante callado. Jaume Giró, el pragmático por excelencia de Junts, ha criticado que el impuesto sea sobre las ventas y no sobre los beneficios. Esta postura le permite a Junts hacerle oposición a Illa entre un empresariado que se ha lanzado - por incomparecencia del resto - a los brazos del PSC.
Como es natural, esto tiene un efecto político y parlamentario. Y no es otro que tener que aguantar nuevamente las críticas de haberse alineado con la “derecha española” de PP y Vox. Para compensar esto, Junts estira todavía más el juego del gato y el ratón y dicen ahora que han cambiado de opinión con el tema de los alquileres.
Y un poco de regulación para aderezar
En este punto, la postura de Junts también es muy cómoda, máxime cuando la prensa progresista lo vende como una victoria. Pero Junts no ha anunciado que ahora sí vaya a votar a favor de regular los alquileres, sino que ha anunciado que aceptan volver a hablar del asunto. La diputada Marta Madrenas ha sido taxativa: “permitir únicamente la admisión a trámite”, ha dicho.
Los partidos quieren capitalizar el problema inmobiliario | Europa Press
Y para mantener la consistencia del relato (y del hipotético cambio de opinión) desde Junts ya avisan de que la regulación inmobiliaria tendrá que estar coloreada de nacionalismo. Solo la aprobarán, dicen, si se “respetan las competencias de la Generalitat” en materia de vivienda.
De hecho, lo quieren vender como un éxito a posteriori de Junts. Es decir, que el resto de actores involucrados, incluyendo al Sindicato de Inquilinas, se han acercado a su postura. “Se ha hecho el esfuerzo que nosotros pedíamos y permitiremos la tramitación de la propuesta”, concluyen desde Junts. Todo por el relato.
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