El cómodo silencio de Pere Aragonès mientras su partido se hunde
El expresident se ha puesto de perfil ante la crisis interna de ERC a la que contribuyó de forma notable
Una de las figuras prominentes de ERC que más está pasando desapercibida en la crisis interna del partido es Pere Aragonès. El expresident no esconde su afinidad hacia Marta Rovira, a quien acompañó en el anuncio del acuerdo de investidura con Salvador Illa y también en su adiós como secretaria general. Se trata sin embargo de un respaldo de bajo perfil, ya que apenas se ha pronunciado en el debate interno a las puertas del congreso nacional.
El silencio de Pere Aragonès contrasta con el compromiso de otros exdirigentes, como Raquel Sans, a favor de Marta Rovira, o Elisenda Alamany, a favor de Oriol Junqueras. También sorprende que el expresident se ponga de perfil ante una crisis a la que él contribuyó notablemente, con uno de los gobiernos más impopulares que se recuerdan en Cataluña. Es incontestable que durante su presidencia ERC vivió el hundimiento electoral que ha llevado a la fractura de la dirección.
En su entorno hablan de un paso al lado para no perjudicar a la candidatura de Rovira. Por un lado, porque es consciente de su impopularidad, pero también para acompañar la imagen de renovación de liderazgos que intenta transmitir la candidatura Nova Esquerra Nacional, impulsada por Marta Rovira pero encabezada por dos desconocidos. Aunque hay quien habla también de un desgaste personal de Aragonès, que habría aprovechado la crisis interna y el debate congresual para tomarse un respiro.
Una nueva vida lejos del ruido
La guerra interna de ERC le ha coincidido a Pere Aragonès con una nueva vida, marcada por el retiro dorado como expresident y también por la nueva paternidad. Aragonès espera su segundo hijo después de atravesar un calvario junto a su pareja Janina. Él mismo confesó en una entrevista que habían sufrido tres abortos y que atravesaron una situación “muy dolorosa” por sus problemas para ser padres.
Mientras, Aragonès percibe una dotación de 110.000 euros anuales en calidad de expresident, además de prerrogativas como despacho en Pedralbes, coche oficial y escolta. Eso sí, al haber perdido el cargo antes de llegar a la prejubilación, la dotación solo es prorrogable durante cuatro años. Y además es incompatible con el ejercicio de cualquier actividad en la empresa privada.
Eso obliga al expresident a pensar en su ocupación una vez finalice este plazo de cuatro años. Aunque podría dedicarse a acabar su tesis doctoral, se inclina más bien por aprovechar su experiencia al frente de la Consejería de Economía en el gobierno de Quim Torra. Podría beneficiarse de las puertas giratorias y acabar como director general en algún proyecto económico o en el consejo de administración de alguna empresa.
Con la mirada puesta en el congreso
Y es en este punto donde al expresident, aunque haya adoptado un perfil bajo, le interesa lo que ocurra en el congreso nacional de ERC. Porque es sabido que acabó mal con Oriol Junqueras, y una victoria de este comprometería la posible recolocación de Aragonès en algún cargo orgánico o institucional en los próximos años. En cambio, la victoria de los roviristas abriría un escenario mucho más cómodo para Aragonès.
El expresident es consciente del amargo final de su mandato, que culminó con el peor resultado de ERC en unas catalanas desde 2010. Pero también sabe que sigue siendo una figura respetada en amplios sectores de su partido, y además se atribuyé el mérito de haber impulsado la financiación singular que ahora negocian con el PSC. Esto refuerza su idea de que, a pesar de haber perdido la Generalitat, su obra de gobierno permanece vigente en el actual ejecutivo.
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