Junts y ERC, la guerra de nunca acabar
Después de caer en la trampa del PSOE, el procesismo se empieza a lanzar todos los trastos posibles
Verdaderamente, hace falta un ejercicio muy firme de la voluntad para creer que la unidad independentista existe o ha existido jamás. Y es que, en realidad, la “unidad” siempre fue un espejismo mientras había suficiente tarta para repartir. La prueba está en que, ahora, que el procesismo ha perdido la Generalitat, la guerra entre Junts y ERC es máxima.
De fondo, alguien filtra todas las malas artes que ha usado ERC contra propios y ajenos. Esto, a su vez, provoca que otros dentro de ERC hagan más filtraciones para defenderse. Mientras tanto, el PSC concluye la operación: fagocitar al procesismo y en particular a ERC.
En cualquier caso, la guerra interna dentro de ERC no pasa de una clásica guerra por el control de un partido. Lo que es revelador es que Junts y ERC están más separados que nunca. Y si Junqueras y Puigdemont se reafirman como líderes en sus respectivos congresos, el postprocesismo será más agónico que el procesismo.
Relaciones en “modo avión”
Lo último que supimos sobre “la B” de ERC es que financiaban cuentas falsas para burlarse de la oposición y hacerle el marcaje. Entre estas cuentas estaba Verídic, que se amparaba en el fact-checking para hacer la guerra sucia. También se han descubierto cuentas presuntamente humorísticas que se reían de miembros de Junts.
Antes de esto, los republicanos también dieron pruebas de su imaginación para la burla. Recordemos, por ejemplo, los mariachis y los ramos de flores que enviaron a la sede de Junts. Como es evidente, la dirección de ERC estaba al tanto de todo esto. Desde Marta Rovira hasta Sergi Sabrià y pasando por Oriol Duran y probablemente por Junqueras.
Por su parte, desde Junts dicen que todos los puentes están rotos. El secretario general del partido, Jordi Turull, ha explicado que no habla con Rovira desde junio. “Apagón” y “modo avión”, dice Turull sobre el estado de las relaciones con ERC:
ERC busca escondites
A tenor de las filtraciones, ERC no tiene precisamente fácil justificar o matizar la guerra sucia. Para resistir las críticas de Junts, los republicanos explotarán al máximo el eje ideológico. De ahora en adelante, desde ERC y sus terminales escucharemos la música de que Junts se ha “alineado” con la derecha española.
Desde Madrid, por ejemplo, Gabriel Rufián lo grita a los cuatro vientos. En realidad, lo viene diciendo desde hace tiempo. Pero este relato es ahora más útil que nunca para aguantar las críticas de Junts a la estructura paralela de ERC:
Como explicábamos este jueves en E-Notícies, este es el peaje que tiene que pagar Junts para competir con Aliança Catalana. Si se escoran hacia la derecha, votarán con la derecha en el Congreso. En consecuencia, ponen en bandeja la idea de que se han vendido al españolismo.
Ante esto, los juntaires se defenderán por tierra, mar y aire diciendo que ellos no votarán nada que invada “competencias” de Cataluña. Se trata de una manera no demasiado problemática de estar en Madrid y de acariciar al mismo la idea de “soberanía”:
En cualquier caso, dos son las conclusiones.
La primera, más intrascendente, es que ahora tocará oír hablar de “ultraderecha”, “bloque del fascismo”, “al servicio de los ricos”, etc. La segunda, mucho más importante, es que se confirma la naturaleza puramente partitocrática del procés. Por el momento, dos ganadores: el PSC y Aliança Catalana.
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