El líder del PSC y candidato del partido a la Presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, ofrece una rueda de prensa durante el seguimiento de la jornada electoral de elecciones autonómicas de Cataluña, en la sede del PSC, a 12 de mayo de 2024, en Barcelona, Catalunya (España)
POLÍTICA

Inmigración y seguridad, los deberes para el nuevo Govern de Salvador Illa

Una vez resuelto el vodevil político, el Govern del PSC tendrá que enfrentarse a problemas fundamentales

A menos que la política catalana nos depare alguna de sus sorpresas, es cuestión de tiempo que Salvador Illa llegue a Palau.

Como ya se ha señalado, su presidencia es muy significativa en la historia más reciente de Cataluña. Después de años de mayorías nacionalistas con el objetivo explícito - e inoperativo - de la independencia, Salvador Illa rompe esta dinámica.

Para llegar hasta aquí, sin embargo, las circunstancias han sido como una montaña rusa.

Hombre con gafas y traje azul sentado en un entorno formal, con la mano en la boca y expresión pensativa.

Primero, una década de procés, politización de la sociedad y el subsiguiente desengaño, que ha tomado la forma de altos niveles de abstención entre los nacionalistas.  Después, llegó el 12M y el fin de la mayoría indepe, que llevó a ERC - un partido con un futuro incierto - a apoyar a los socialistas.

Es decir, que ha habido mucho ruido político durante, como mínimo, una década. Pero este ruido no ha sido inocuo.

Al mismo tiempo que el procés ha desdibujado las prioridades políticas, Cataluña ha acumulado problemas fundamentales. Se trata de problemas que deberían ser previos a la disputa partidista y que están detrás de los cambios políticos.

Los cambios de Cataluña

Como ocurre en gran parte de Occidente, Cataluña vive una elevada tensión migratoria.

Más allá del debate humanitario, el caso es que esta presión migratoria tiene efectos estructurales en las sociedades receptoras. Y se trata de efectos que cambian por completo la morfología de una sociedad.

Hablamos, por ejemplo, de saturación de servicios públicos básicos, costes económicos, inseguridad, dificultades de integración, tensiones socioculturales, etc. No hay nada que se libre del declive demográfico compensado con inmigración.

De entre todo este catálogo de problemas que provoca el desorden migratorio, el Govern de Salvador Illa tendrá que lidiar con dos. Son la inseguridad y la saturación administrativa, que sin ir más lejos ha llevado a la educación y a la sanidad públicas a una situación muy delicada.

Los retos del presidente Illa

Con respecto a la inseguridad, en E-Notícies ya explicamos que el PSC está cambiando el discurso. Y si lo hace es porque siguen muy de cerca la realidad social de Cataluña. Es de esperar que el nuevo consejero de Interior no caiga en el mismo error de Joan Ignasi Elena, que fue atribuir el problema a percepciones.

Además, los socialistas conocen los datos porque algunos de estos provienen de instituciones que ellos controlan.

El Ayuntamiento de Barcelona lleva dos barómetros municipales seguidos - diciembre y julio - colocando a la inseguridad como principal preocupación de los barceloneses. Y aunque los datos no sean extrapolables a toda Cataluña, hay otras ciudades catalanas, como Manresa, en las que la situación es muy similar.

Si los socialistas cumplen con sus promesas, en teoría desplegarán más agentes de mossos (570 cada año, dijo Illa en campaña), crearán una unidad contra la multirreincidencia, endurecerán el código penal y dotarán de más medios a la justicia. En líneas generales, estas fueron las propuestas del PSC, que hace cinco años habrían sido duramente criticadas.

Policía detiene a una persona

Con respecto a la inmigración, uno de los últimos informes sociopolíticos del CEO puso sobre la mesa el desencanto de los ciudadanos catalanes.

Según el CEO, casi la mitad de la población catalana cree que la inmigración es excesiva, más de la mitad cree que las leyes migratorias son demasiado laxas y el 60% considera que los inmigrantes reciben más de lo que aportan. Incluso los partidos progresistas tienen un electorado desencantado con la inmigración.

En relación con la inmigración, ha quedado constatado que el crecimiento demográfico está llevando al límite las capacidades asistenciales de la ‘Cataluña de los ocho millones’. Varios organismos así lo han señalado, empezando por el Síndic de Greuges, que ha percibido un notable crecimiento de denuncias.

Por fuerza, esto obligará a Salvador Illa a intentar influir en la política migratoria de Moncloa o a reforzar mucho (y en poco tiempo) las capacidades administrativas de Cataluña. Hay temas que no se resuelven con juego corto.

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