La Generalitat hace aguas a la espera de configurarse un nuevo Govern
Al ejecutivo de Pere Aragonès, que sigue en funciones mientras no haya investidura, se le acumulan los problemas
Mientras todos los focos están pendientes de las negociaciones para la investidura de Salvador Illa (y de la crisis interna en ERC), el Govern en funciones de Esquerra sigue gobernando. Se trata de un Govern que ya tuvo que adelantar las elecciones tras no poder aprobar los presupuestos de este año y que, mientras no se desencalle la parálisis en la política catalana, seguirá haciéndolo a pesar de hacer aguas por todas partes y acumular no pocos problemas y polémicas.
El ejecutivo de Pere Aragonès y sus consejeros, con sueldos de unos 120.000 euros anuales, siguen al frente de una Cataluña que se cae a trozos. Delincuencia al alza, educación, sanidad, situación límite en las prisiones, la ley de amnistía… los frentes abiertos de este Govern en funciones no se acaban.
Uno de los problemas más destacados es la seguridad. En las calles y en las prisiones. Hemos vivido un mes de junio negro con más de una decena de asesinatos y cada día aparecen nuevos casos de una delincuencia creciente en Cataluña. Sin embargo, el consejero del Interior Joan Ignasi Elena apenas aparece públicamente y, cuando lo hace, es para publicar polémicos vídeos haciendo imitaciones. En este contexto, a Elena se le acumulan las críticas por parte de sindicatos policiales, que ya advierten que la violencia puede ir a más en los próximos meses ante la inacción de la consejería.
En los centros penitenciarios la situación no es precisamente mejor. Sin haber asumido responsabilidades por el asesinato de Núria, la cocinera de Mas d’Enric a manos de un recluso el pasado marzo (fruto de posibles irregularidades por parte del Departamento de Justicia), la violencia en las cárceles sigue aumentado. Y la consejera Gemma Ubasart no solo se resiste a dimitir, sino que además sigue provocando el enfado de unos trabajadores de prisiones que denuncian tener que jugarse la vida para ir a trabajar.
También en la Consejería de Educación hay problemas. Esta semana, docentes denunciaban la inacción del departamento liderado por Anna Simó a la hora adjudicar las destinaciones de muchos de ellos para el próximo curso. Las crisis del Govern llegan también a la Consejería de Salud, con la polémica de los recortes en sanidad por parte de la Generalitat. Unos recortes que han obligado a cerrar centenares de camas en los hospitales catalanes para este verano.
A la Generalitat se le aparecían esta semana nuevos problemas. En esta ocasión, por la ley de amnistía. Los servicios jurídicos del Govern han participado en más de medio centenar de procedimientos para amnistiar, entre otros, a policías condenados o imputados por los hechos que tuvieron lugar en Cataluña en 2017. Esto ha provocado el enfado de muchos independentistas, que han cargado con dureza contra el ejecutivo de Pere Aragonès en las últimas horas. Un hecho que no ha hecho más que aumentar la distancia entre el procesismo y los votantes indepes, cada vez más alejados de sus teóricos partidos afines.
Otra carpeta caliente del Govern es el lío interno que hay en ERC tras conocerse que la campaña difamatoria que vinculaba a Ernest Maragall con el Alzheimer salió de dentro del partido republicano. A pesar de que Patricia Plaja quiso dejar claro que el ejecutivo “rechaza frontalmente estas prácticas vergonzosas y reprobables”, lo cierto es que la polémica salpica de lleno a la Generalitat. Y es que uno de los principales señalados es Sergi Sabrià, actual viceconsejero de Estrategia y Comunicación que, según la información publicada, habría ocultado la trama a Ernest Maragall durante meses e incluso batalló para intentar tapar la polémica.
Al final el agua sí que caía del cielo
No todo son malas noticias para el Govern. Las lluvias de las últimas semanas han dado un respiro a la crítica situación en la que se encontraba Cataluña respecto a la sequía. La Generalitat inició la campaña “El agua no cae del cielo” para concienciar a la población y anunciar ciertas restricciones. Unas restricciones que el ejecutivo pudo reducir recientemente gracias a estos episodios de lluvia. Un dolor de cabeza menos para un Govern que solventó el problema gracias al agua que cayó del cielo a finales de primavera.
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