Lluís Llach, levantando el puño y hablando apasionadamente en un micrófono.
POLÍTICA

La última de la ANC: el Parlament de Cataluña está ‘secuestrado’ y ‘violado’

La entidad presidida por Lluís Llach es el caso más claro de procesismo que no ha asumido el nuevo contexto político

Como se viene explicando, el procesismo se ha instalado en el recuerdo y en la celebración de fechas ilustres. Algunas de estas fueron la Diada y el aniversario del referéndum del 1-O. En ambos casos, las celebraciones estuvieron marcadas por las fuertes desavenencias internas y por su escaso impacto social.

La última fecha destacada en celebrarse fue ayer mismo, día 27 de octubre, cuando se conmemoraba el séptimo aniversario de la declaración de independencia. La misma que duró menos de diez segundos y que dejó a Cataluña en una tierra de nadie. Fue aquella jornada que dejó las reveladoras imágenes de las masas independentistas pasando de la alegría al llanto.

Dos hombres posan frente a un cartel amarillo con el texto

Desde entonces, dice la ANC, el Parlament de Cataluña “se ha convertido en un parlamento estéril y secuestrado”. El motivo son las intervenciones e “injerencias” del poder judicial, algo que no permite que haya “leyes y decisiones soberanas”. Entre ellas, la pérdida de la mayoría independentista, que ha dado lugar a la presidencia de Illa (con los votos de ERC).

La ANC va incluso más allá y se remonta hasta 1714, fecha en la que Cataluña celebra otra derrota. “España está ocupando por la fuerza el Principado de Cataluña desde 1714 y esta ocupación se ha agudizado todavía más desde hace 7 años”. La razón de fondo para destacar los últimos siete años entre los teóricos 310 años de “ocupación” es que no se respetó el referéndum del 2017.

A modo de conclusión, la ANC llama al pueblo catalán “a continuar el camino de la liberación nacional”. Para conseguirlo, la entidad presidida por Lluís Llach anunciará próximamente (otra) hoja de ruta. Como se explicó en E-Notícies, la creación de esta hoja de ruta ha despertado bastantes tensiones en el seno de la ANC.

Restos de procesismo

La ANC vuelve a dar ejemplo de cómo una parte del procesismo - muy próxima a Junts en estos momentos - todavía no ha digerido el resultado de las urnas. En esa nómina de nostálgicos de la década procesista figuran algunos medios (VilaWeb es de los más destacados), Puigdemont y, sobre todo, la ANC.

Desde que vieron cómo el PSC les ganaba la partida en Cataluña, la ANC se dedicó a intentar torpedear el acuerdo entre ERC y Salvador Illa. El objetivo no era otro que alargar al máximo la lógica política del procesismo, aunque fuera al precio de repetir elecciones. Al final, era una maniobra tan simple como concentrar a todo el electorado nacionalista en Junts y en la figura salvífica de Puigdemont.

De cara al futuro, esta estrategia se muestra muy como una incógnita. El vacío político del procesismo, que lo apostó todo a una carta, ha dejado un enorme hueco de centralidad que se ha quedado Illa. Al mismo tiempo, la unidad indepe está más rota que nunca y Puigdemont ha quedado inutilizado por sus errores estratégicos con la ley de amnistía.

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