Salvador Illa culmina su viaje al centro

Salvador Illa está dedicando sus primeros días como President de la Generalitat a recuperar la normalidad institucional en Cataluña. La semana pasada se reunió con el rey Felipe VI en la Zarzuela y recibió al expresident Pujol en el Palau de la Generalitat. Dos gestos de calado que van en la línea de reconstruir el espacio de centro liquidado en Cataluña durante los últimos diez años por el Procés.

La visita a la Zarzuela tenía un sentido más institucional, de recomponer las relaciones entre el gobierno de la Generalitat y la jefatura del Estado. Durante nueve años, los sucesivos gobiernos independentistas se habían ausentado de la tradicional audiencia con el Rey. Un postureo antimonárquico que había llegado hasta la alcaldía de Barcelona ostentada por Ada Colau, y que Jaume Collboni también ha cambiado.

En el caso del recibimiento de Jordi Pujol, Salvador Illa ha querido un sentido más político. Primero, como una declaración de intenciones de volver a la Cataluña anterior al Procés. Y en segundo lugar, y sobre todo, como voluntad de convertir el nuevo PSC en un partido amplio, de centro, que reúna a todas las sensibilidades del nacionalismo y el catalanismo.

Aislar los extremos

Illa se refirió al expresident Pujol como “una de las figuras más relevantes de la historia política de Cataluña”. No es baladí que sea precisamente un presidente socialista quien culmine la rehabilitación política de Pujol. El PSC, ahora al mando de las instituciones catalanas, quiere lanzar el mensaje de que las instituciones no son de nadie pero también la necesidad de reconstruir los consensos políticos anteriores al Procés.

No es casual que en su ronda de audiencias con los expresidentes se haya reunido también con Artur Mas. Este fue el último presidente que se reunió con el rey Felipe VI, y aunque fue quien inició el Procés, también ha sido una de las voces más críticas con la deriva del mismo. Fue uno de los que presionó a Carles Puigdemont para que alcanzara un acuerdo de investidura con Pedro Sánchez, lo cual le costó ser tachado de traidor y botifler por el independentismo.

Con estos encuentros Salvador Illa no solo reivindica la normalidad institucional y el centro político, sino que también aísla al independentismo más enrocado. Reconstruye así un amplio espacio de centro en el que pueden encontrarse catalanes de diversa ideología hartos de la polarización. Catalanes que no se sienten cómodos en el bloque independentista pero que también rechazan el espacio de la derecha con el PP y Vox.

El PSC reconstruye el centro político en Cataluña

El PSC parte de la realidad de que la política de bloques está agotada, y de que ni el independentismo ni la derecha tienen por ahora fuerza suficiente para plantear una alternativa. Ante eso, la labor de los socialistas debe ser ensanchar la base reconstruyendo un amplio espacio de centro. Eso, y dotar al partido de un sentido institucional para convertirlo en el partido del poder durante las próximas legislaturas.

Salvador Illa no tiene carisma, y por eso la consigna es basar su obra de gobierno en la normalización institucional y la eficacia en las políticas públicas. 

Un objetivo importante para el PSC es devolver a las instituciones catalanas el prestigio perdido estos últimos años. Esto pasa por el Govern de la Generalitat, pero también por el Parlament convertido durante mucho tiempo en un patio de colegio. Se acabaron los desafíos a otras instituciones del Estado y a los órganos judiciales, el objetivo ahora es aparcar los postureos para favorecer el buen funcionamiento institucional.

Unas instituciones fuertes favorecen la labor legislativa, y este es el otro objetivo del nuevo gobierno catalán. Illa quiere dejar atrás la tensión política de los últimos años para recuperar los viejos consensos que lleven a políticas públicas eficientes. Es su plan para que el PSC se convierta en el nuevo partido troncal en Cataluña, como una vez fue CiU.