Sumar: el brazo lento de Frankenstein
Yolanda Díaz puntúa cada vez peor en las encuestas y eso es un problema para el PSOE
“Los gobiernos heterogéneos no son duraderos”, así se expresaba Napoleón Bonaparte en una de sus Máximas. Esta frase de Napoleón es incluso intuitiva, porque cuantas más piezas tiene algo, más fácil es que se rompa. Y en el caso de la izquierda española, la heterogeneidad de piezas la tenemos por partida doble.
En primer lugar, está el Gobierno de coalición del PSOE, que se traduce en un conjunto de partidos periféricos que han caído en la trampa del “muro”. Esto les ha llevado a ser dependientes de Sánchez porque, fuera del PSOE, no tienen nada. Esto explica algo en apariencia paradójico, como es que el Gobierno aguante sin problemas las críticas maximalistas y amenazantes de sus socios, empezando por Junts.
En segundo lugar, está Sumar, que es la muñeca rusa de la ‘izquierda a la izquierda del PSOE’. Es decir, una red muy plural de partidos ‘wokes’ y con más o menos simpatías por el soberanismo. Por esto, este espacio político se presta tanto a las puñaladas y a las traiciones internas. De hecho, Sumar es el resultado de la traición de Yolanda Díaz a Pablo Iglesias.
A su vez, el actual Podemos, que es una mezcla entre un podcast y un partido, ha construido su estrategia para vengarse de Yolanda Díaz. La intención de Pablo Iglesias no es otra que arrebatarle un trozo del pastel a Sumar para poder influir en un Gobierno del PSOE. Sin embargo, Podemos, como el resto de partidos de Frankenstein, están igualmente atado a la lógica del muro.
Un colapso por fascículos
Con estos mimbres, solo hacía falta sentarse a mirar el reloj y a esperar el colapso de Sumar. Porque se trata de un partido orgánicamente disfuncional e ideológicamente cautivo. Esto no es más que el resultado de que una plataforma de partidos acuse el desgaste de la actividad de gobierno.
Y de aquí que la última encuesta de NC Report le quitara a Yolanda Díaz 1,7 millones de votos. Es decir, 23 escaños menos, quedando incluso por detrás de Junts. El PSOE, en cambio, no retrocede, sino que se estanca. Esto es algo que Sumar no se puede permitir porque no tiene ni la estructura orgánica, ni la implantación territorial, del PSOE.
Y por el costado ideológico, Sumar tiene que asumir todas las decisiones políticas del Ejecutivo del cual forman parte, desde el acuerdo con el Mercosur hasta darle un premio a Giorgia Meloni. O lo que es lo mismo: que no tienen margen de maniobra para defenderse del populismo de Podemos. Y los resultados están a la vista: no hay más que analizar las últimas elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas.
Estas cuatro elecciones no fueron más que un ‘via crucis’ por fascículos para Yolanda Díaz. En las gallegas fueron extraparlamentarios, en las vascas sacaron un diputado, en las catalanas sacaron el peor resultado de su historia y en las europeas no aguantaron a Podemos. Hay que recordar que Alvise Pérez, un outsider en estado puro, sacó los mismos escaños que Sumar en las elecciones europeas.
Y aunque todavía quede mucho para las próximas elecciones generales, todo apunta a que Sumar no hará más que seguir desangrándose. La gran incógnita de esta ecuación será ver cómo el PSOE y sus medios afines gestionan la caída de Sumar. Al fin y al cabo, es otro de los miembros de Frankenstein.
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