Montaje de unos jubilados y unos universitarios con una brecha roja en medio

POLÍTICA

¿Qué esconde el conflicto generacional de España?

La desigualdad entre jóvenes y mayores en España es el reflejo de algo más preocupante y, si cambia, no será por voluntad política

De un tiempo a esta parte, se habla de que va a estallar un conflicto generacional en España entre jóvenes y mayores. Pero lo cierto - y lo preocupante - es que este conflicto ya existe y es más discreto de lo que parece. Es un desangrado lento y progresivo que solo cambiará cuando se imponga la realidad.

El sistema y sus piezas

España acumula varios problemas estructurales que, por el momento, ahí están, como un magma volcánico que no sale a la superficie. Hablamos por ejemplo de la deuda y de su reflejo contable, que es el déficit. España acumula ya quince años de déficit estructural, lo cual no son quince años gastando más de lo que se tiene. Es peor: son quince años con una estructura económica que solo puede gastar más de lo que ingresa. Y si todo esto se mantiene en pie es por la Unión Europea y el Banco Central. O lo que es lo mismo: fuera del paraguas del euro, la situación española sería insostenible.

En lo que hace a España, esta situación tiene una traducción social que se concreta en la desigualdad entre jóvenes y mayores. Aunque, más que un problema en sí mismo, la situación de la juventud en España refleja la estructura problemática que tiene España.

Ahí está el quid de la cuestión: las piezas se han dispuesto de tal manera que no hay más salida que huir hacia adelante y dejar a los jóvenes atrás. No es tanto un asunto de si los jóvenes son más o menos fuertes o débiles. Ahora mismo, simplemente, no se dan las condiciones en España para que un joven - un joven medio - pueda salir adelante con ciertas garantías.

Se trata de un cúmulo de factores que tampoco vienen al caso porque, más que las causas, ahora nos interesa la fotografía. Pero, en esencia, podríamos señalar cuatro factores. El mercado inmobiliario (no hay oferta y sube el precio), la baja productividad de España (los salarios tienden a ser bajos), la presión inflacionaria (suben los precios) y el reparto de la riqueza en beneficio de los mayores (más impuestos para los jóvenes).

Los intereses creados

Y precisamente porque no es una cuestión particular, sino estructural, tampoco se puede hablar de egoísmo ni nada por el estilo en el caso de las personas mayores. Trabajaron, cotizaron y cumplieron con sus deberes. Es la propia organización del sistema - en este caso, del sistema de pensiones - la que conduce a esta situación.

En E-Notícies, lo hemos explicado en alguna ocasión: cuando la demografía era favorable, las pensiones eran un gran negocio para el Estado porque el dinero de los cotizantes no se ahorraba, sino que se gastaba. El problema ha venido ahora, cuando la inversión demográfica ha hecho que pase de ser un buen negocio a un mal negocio. Lo suficientemente malo como para arrastrar al país. Durante el tiempo que dure, este sistema pasará por exprimir al máximo los factores que le permiten mantenerse con vida. Y es aquí donde entra el factor político.

En lo relativo a las pensiones, desde VOX hasta Bildu y pasando por el PP y el PSOE no hay diferencias muy notables. Más allá de las declaradas se entiende. Entre otros motivos, porque el margen de maniobra electoralista es mínimo. Por ello, parece difícil que el sistema político español se ajuste a sí mismo. Es decir, el sistema de partidos es otra de las piezas que hacen inverosímil un cambio.

En conclusión: la posibilidad de algo así como un conflicto entre mayores y jóvenes es improbable. Pero no porque no haya tensión, sino porque no es su salida natural. Es más probable que continúen las dinámicas que hay ahora. Compensación demográfica con la inmigración, emigración de jóvenes formados y crecimiento de la deuda y el déficit. Hasta que dure.