La parálisis en la política catalana llega a su fin
Con el resultado de las europeas encima de la mesa, el lunes será pistoletazo de salida de la legislatura
Después de las elecciones del 12M, la política catalana se instaló en la inacción. El motivo hay que buscarlo en las elecciones europeas. Con un Parlament fragmentado y con intereses cruzados que llegan hasta Madrid, a nadie le interesaba hacerse fotos con nadie antes de las europeas. Si algo ha unido a casi todos los partidos ha sido esconder sus cartas hasta el domingo.
Mientras tanto, pero, los partidos han avanzado de manera discreta con las negociaciones, empezando por las negociaciones para la Mesa del Parlament y cuyo contenido se desvelará el próximo lunes. Como se viene explicando, la forma que adquiera la Mesa será un buen termómetro de lo que ocurrirá después con la investidura del president y, en general, con toda la legislatura. Se puede decir que el lunes empieza de verdad la legislatura.
A pesar de no constituir ninguna obligación de cara al futuro, lo que decidan los partidos el próximo lunes será bastante revelador. Así, por ejemplo, si al final el tripartito sale adelante en la Mesa, la posibilidad de un tripartito en Palau sería su continuación natural. De paso, también nos señalaría el rumbo que podría la reorganización interna de ERC, que es un asunto fundamental para la política catalana.
La primera incógnita: ¿Illa o Puigdemont?
Disparador, pues, de la legislatura, la Mesa dará bastante forma a las negociaciones que llevarán a alguien a Palau. Y aunque sean especulaciones o tacticismos interesados, ya se puede entrever por dónde quiere ir cada cual.
Como es natural, el PSC tiene la legitimidad de la victoria - y de que el independentismo no suma por primera vez en su historia - para pedir que Salvador Illa sea presidente. El voto de los Comuns lo tienen casi asegurado. Después de firmar el peor resultado de su historia, a los Comuns ya les va bien mantener alguna cuota de poder, aunque sea a costa de tragarse el Hard Rock. Con Albiach inutilizada, la incógnita entonces está en ERC.
Lo cierto es que todas las incógnitas tienen forma republicana. Cualquier mayoría ganadora depende de ERC, que se debate entre darle alas al PSC o intentar resucitar el procesismo con Junts. Aunque monótona, esta última posibilidad ya la piden figuras como Artur Mas o Lluís Llach, que ahora, que están de retirada, vuelven a invocar el espíritu de la unidad independentista. O sea, forzar elecciones. Desde su púlpito de fontanero, la que fuera mano derecha de Artur Mas, David Madí, pide descartar esta posibilidad.
Finalmente, está la carta de Puigdemont, que por ahora ya ha contraído dos créditos morales: que dejará la política si no es presidente y que volverá para el debate de investidura. Por el momento, lo que es seguro es que Junts huye hacia adelante e intenta presentar una posición de fuerza para las negociaciones. La semana pasada, Toni Comín - que tiene pinta de que mañana se quedará solo en el Parlamento Europeo - le decía al PSOE que una cosa por otra y que ahora les toca hacer presidente a Puigdemont.
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