Montaje con fotos de personajes
POLÍTICA

Jordan Bardella, el nuevo rostro de la derecha detrás del éxito del partido de Le Pen

Salido de los barrios humildes de París y con un pasado traumático, representa la nueva esperanza contra las élites

Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen, ha hecho historia al colocarse como primera fuerza de Francia en las elecciones europeas del domingo. Lo ha hecho, además, con un resultado inapelable. Un 31,5% y 30 eurodiputados por solo 13 de la candidata de Emannuel Macron, que llevó al presidente frances a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas.

El histórico triunfo de los identitarios franceses ha provocado un terromoto en la política nacional francesa pero también supone un punto de inflexión en Europa. Los partidos de la nueva derecha aún no tienen suficiente fuerza como para condicionar la política europea, que seguirá en manos de los dos grandes grupos, el centroderecha y la socialdemocracia. Sin embargo, hay algo muy significativo, y es que las derechas extremas crecen justo en el corazón de la vieja Europa.

Además de Bélgica, País Bajos, Alemania y Austria, los resultados en Francia marcan un antes y un después. Sobre todo porque Marine Le Pen ha conseguido lo que hace años parecía imposible, la normalización de la extrema derecha en el país galo. Las causas hay que buscarlas en diferentes factores, pero la victoria de ayer tiene un nombre propio que ayuda a entender mucho de lo que está pasando: Jordan Bardella. 

Criado en los suburbios franceses

Jordan Bardella representa la culminación perfecta del proceso de normalización de la extrema derecha en Francia. Marine Le Pen asumió el reto de convertir un partido aislado y estigmatizado en un partido de masas llamado a desbancar a las fuerzas tradicionales (el Partido Socialista Francés y el Partido Republicano). Bardella representa el nuevo rostro de la derecha nacional que aglutina tanto a sectores del viejo Frente Nacional como a exvotantes del centro-derecha, la socialdemocracia y la extrema izquierda abandonados por sus partidos y por el sistema.

Primer plano de un hombre

El éxito de Jordan Bardella se asienta sobre sus orígenes humildes. Procede de una familia de emigrantes italianos y argelinos, que desembarcaron en Francia para progresar haciendo los trabajos más duros y precarios. Nació en los suburbios de Drancy, en la periferia de la capital francesa donde abunda la miseria y la delincuencia, y allí fue criado por su madre soltera en la octava planta de un viejo edificio.

“Todos los días desde mi ventana y cuando entraba en el edificio veía que había traficantes de droga controlando si eras de la policía”, explicó el político en su entrevista más personal. Su convivencia diaria con la delincuencia y las dificultades para salir adelante en un sistema cada vez más elitista y controlado por la partitocracia forjaron en él una personalidad dura. El punto de inflexión llegó con los disturbios de 2005 en la periferia de París, cuando él tenía 16 años, y decidió afiliarse al partido de Le Pen “para que Francia no se pareciera a lo que él había vivido”.

Quién mejor para encabezar la crítica contra el multiculturalismo y la inmigración ilegal que quien lo sufrió de primera mano. La importancia de esto se visualizó claramente durante un debate reciente con Gabriel Attal, el primer ministro del partido de Emmanuel Macron. Los franceses vieron ante sus pantallas a un político hecho a sí mismo procedente de los suburbios parisinos frente al hijo de una familia de la burguesía intelectual parisina criado entre los algodones de la gauche divine francesa.

Guapo, joven y talentoso: la esperanza de la nueva Francia

La otra clave de su éxito es su juventud. Con 29 años, Bardella ha sabido utilizar las redes sociales para difundir su mensaje y atraer el voto de los franceses de menos de treinta años que aspiran a sustituir a las élites causantes de su precariedad. Las nuevas generaciones ven en Bardella la esperanza de una nueva Francia que recupere su identidad frente a la amenaza multicultural y globalista, que restablezca el orden y la seguridad, y saque a la clase media empobrecida de la precariedad y la falta de perspectivas.

Además de sus orígenes humildes y su juventud, Bardella es carismático y tiene estrella, un producto mediático perfecto para catapultar el lepenismo a las cimas del poder en Francia. Tiene buena oratoria y es directo, franco, sin pelos en la lengua. Pero a la vez con el punto de cordura y templanza que rompe con los esquemas histriónicos que suelen abundar en las extremas derechas europeas de hoy en día. Sus apariciones televisivas, pero sobre todo sus discursos en los mítines, se han convertido en una cita obligada para miles de jóvenes franceses que se han reenganchado a la política por él.

Primer plano de Marine Le Pen

Su victoria en las europeas supone un nuevo paso para la normalización de su discurso entre los franceses. Si hace unos años votar a Le Pen era un estigma y muchos franceses lo ocultaban, ahora lo hacen sin complejos e incluso pregonan orgullosos su voto por Jordan Bardella. El triunfo supone también un nuevo paso para él, que después de un vertiginoso ascenso en la jerarquía del partido empieza ya a perfilarse como futuro líder institucional de la Francia conquistada por el lepenismo.

Las elecciones europeas pueden haber dado la estocada final a un macronismo en declive, y la Agrupación Nacional pone ya su mirada en el Elíseo en 2027. Marine Le Pen liderará la carrera presidencial, mientras que Bardella se perfila como el candidato ideal para disputar las legislativas de 2026. Quién sabe si dento de tres años tendremos a Marine Le Pen como presidenta de Francia y a Jordan Bardella como primer ministro.

➡️ Política

Más noticias: