Qué ha pasado realmente entre Oriol Junqueras y Marta Rovira
La relación entre el presidente y la secretaria general de ERC es casi inexistente desde hace tiempo
En política, las facturas se cobran cuando las urnas te castigan. Mientras todo funciona, mientras tienes el poder y la gente te vota, uno va acumulando agravios, se los guarda y sonríe para la foto. Giulio Andreotti, que fue primer ministro de Italia, dijo una vez que en la vida uno tiene amigos, enemigos y compañeros de partido, y así es.
Ninguna discusión es más cruel que la que se produce entre dirigentes de una misma formación cuando se ha perdido unas elecciones de forma calamitosa. Es allí donde salen los egos, lo que se ha callado durante años y los cuchillos vuelan. Es lo que está pasando desde la noche del domingo en ERC, después de años de silencios cómplices y paciencia.
Oriol Junqueras está prácticamente solo. Es un hecho que sabíamos antes del domingo y que ahora otros se han cuidado de dejar claro a la opinión pública. Hasta el 12 de mayo se disimulaba y Marta Rovira -junto a Pere Aragonès- procuró mostrar cordialidad con el presidente de Esquerra.
Hace pocas semanas, la cúpula republicana viajaba a Ginebra para encontrarse con Rovira y Ruben Wagensberg. Era un acto de campaña electoral para contrarrestar el efecto del exilio de Puigdemont. En las imágenes que llegaron a Cataluña vimos a un Junqueras desubicado, prácticamente solo. Su saludo con Marta Rovira fue frío, distante, hecho casi por obligación.
¿Qué ha pasado, pues, entre ellos? El tándem en la dirección de ERC mostraba una sintonía brutal, tanto antes del uno de octubre, como cuando Junqueras entró en la cárcel. Había complicidad, por lo menos, es lo que transmitían.
El divorcio entre Marta Rovira y Oriol Junqueras
El todavía presidente de ERC nunca ha escondido sus ganas de volver a coger las riendas de la formación. De hecho, se postuló para ser el cabeza de cartel en estas elecciones, pero se encontró con el rechazo de parte de los dirigentes. Sobre todo el de Marta Rovira, que fue quien decantó la balanza en una reunión en diciembre en Suiza.
Desde hace tiempo, la secretaria general se ha distanciado de Junqueras. No se trata de discrepancias políticas, sino más bien personales. En ERC nadie -de momento- discute la deriva woke, aunque es gran parte del problema electoral sufrido. Ahora mismo, la distancia es personal.
A Oriol Junqueras se le reprocha una actitud déspota con trabajadores y otros cargos y conductas personales "intolerables", según fuentes republicanas. Las reuniones sin Junqueras en los últimos dos años discurrían con normalidad, mientras que las que asistía el presidente se volvían agrias y tensas.
Junqueras se fue bunkerizando en el partido y distanciando de Pere Aragonès, que tragó y calló. En cambio, Marta Rovira mostró una clara sintonía con los nuevos dirigentes y con el president de la Generalitat. La secretaria general tiene ascendencia sobre Raquel Sans, Marta Vilalta o el mismo Aragonès, por ejemplo.
Ahora mismo, a Oriol Junqueras le quedan algunos adeptos, como Gabriel Rufián o Joan Tardà. Queda claro que la ejecutiva está con Marta Rovira, que se ha cobrado la última factura, obligando de facto a Junqueras a dimitir. De momento, el de Sant Vicenç dels Horts no tira la toalla e iniciará un período para saber si la militancia está con él o no. Emulará, pues, a Pedro Sánchez y cogerá el coche para "hablar con la gente".
La relación entre Marta Rovira y Oriol Junqueras está rota porque el segundo acentuó, según afirman fuentes de ERC, sus "malas formas y actitudes personales reprochables" tras salir de la cárcel. Ahora, Rovira y Aragonès van de la mano y parece que harán pinza para que Junqueras no siga liderando el partido.
Se avecina tormenta en Esquerra. Lo que se ha visto hasta hoy solo son cuatro nubarrones, así que no se olviden el paraguas.
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