La nueva CUP: del ‘no a todo’ a querer ser influyente en el Govern
El PSC se enteró por la prensa de que los ‘cupaires’ querían participar en la negociación de los presupuestos
La CUP se incorpora a la realidad. Durante la década procesista, la CUP cayó en la trampa de pensar que su discurso, sobrerrepresentado por interés del procesismo, se correspondía con la realidad. Pero después del reajuste electoral que supuso el 12-M se comprobó que la CUP era un partido mantenido artificialmente con vida.
De lo contrario, no se explica que haya aguantado tanto un partido orgánicamente disfuncional, de un discurso más bien ininteligible y que de manera deliberada buscaba mantenerse al margen de las alianzas.
De hecho, la simetría entre estos tres factores y la renovación del Procés Garbí es muy clara. Las conclusiones de Garbí han sido precisamente i) renovación orgánica, ii) buscar alianzas parlamentarias y iii) ser más llanos en su discurso. Es decir, ser un partido político.
La CUP y los presupuestos
Todo esto no es sinónimo de que la CUP vaya a reducir la intensidad de su discurso de cara a la galería. Este punto, sin embargo, no es exclusivo de la CUP porque en la misma situación se encuentran ERC y Comuns, que sostienen al PSC. Pero en el caso de la CUP es de esperar que haya más dificultades para armonizar el radicalismo y la incidencia en la política real.
Y el tablero en el que ahora mismo puede incidir la CUP es en el de los presupuestos del Govern. Según informaba ayer Nació, el presidente Illa se reunirá este jueves con el grupo parlamentario de la CUP para tratar la cuestión presupuestaria.
Y tal ha sido la automarginación de la CUP que el Govern del PSC se enteró de esta voluntad de diálogo cupaire a través de la prensa. Un día antes de la noticia, en una entrevista para el mismo medio, el secretario general de la CUP, Non Casadevall, dijo que el PSC “presuponía fatal” si no les llamaban para hablar de los presupuestos.
El relato de la CUP para justificar su incorporación a la vida política estándar es que ellos ponen encima de la mesa ciertos asuntos que nadie. En realidad, son casi exactamente los mismos asuntos que pone el resto de la izquierda catalana. Pero en el caso de la CUP sacan pecho de ser más de izquierdas que ERC y Comuns, a los que califican de “reformistas”.
El campo de batalla ‘cupaire’
Y lo cierto es que con el problema de la vivienda y el retroceso del catalán, la CUP tiene margen de maniobra para reanimar su discurso.
Sobre la vivienda, por ejemplo, la CUP también figuró entre los que intentaron capitalizar la manifestación del pasado sábado. Y sobre el retroceso del catalán, los anticapitalistas no dudan en explotar polémicas como la del médico de la Dexeus que no atendió en catalán a un paciente. Desde la CUP, nada menos que han pedido una sanción y el despido de este doctor.
Visto con más perspectiva, esta situación de la CUP revela que esta legislatura será de reajuste y nuevo reparto de cartas. Por el momento, el PSC se ha propuesto colonizar el hueco que dejó la década procesista. En algunas materias como la inseguridad el Govern parece que tiene bastante margen de maniobra (sobre todo, con la reforma legislativa aprobada en el Congreso). Pero el gran obstáculo será la vivienda, que es un problema de más difícil solución.
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