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POLÍTICA

La izquierda en Cataluña entra en contradicción por el reparto de 'menas'

Los progres catalanes, con problemas para compatibilizar su discurso buenista y con la realidad

"Queremos ser solidarios y queremos recibir a menores migrantes", dijo hace unos meses Jordi Salvador, diputado de ERC en el Congreso. "Tenemos que acoger a más", afirmaba hace unos días la líder de los Comuns, Jéssica Albiach. "Cataluña es y quiere seguir siendo solidaria en la acogida de estos jóvenes", aseguraba Carles Campuzano, consejero de Derechos Sociales de la Generalitat.

Discursos en este sentido por parte de la izquierda catalana hay a patadas. Las intenciones de los principales partidos woke en Cataluña, es decir, ERC, Comuns y la CUP (los tres partidos que perdieron más votos y escaños en las últimas elecciones catalanas) son evidentes. Da igual que, en ocasiones, estos menores se vean obligados a dormir en comisarías de los Mossos ante la falta de capacidad del Govern de acogerlos. Da igual que una parte de ellos vea como una solución, una vez cumplida la mayoría de edad, dedicarse a la delincuencia. Lo importante parece ser que es tener un discurso buenista.

Decir lo contrario té convierte automáticamente en un fascista, un reaccionario y de extrema derecha. Las diferencias entre los discursos buenistas y la compleja realidad de la acogida de menas son igual de evidentes que la supuesta superioridad moral de esta izquierda. Y, claro, cuando toca gestionar la llegada masiva de estos menores (como el caso del reparto de menas que estos días está en el foco mediático), llegan las contradicciones.

El Govern de la Generalitat es el ejemplo más claro de ello. Por un lado, aseguran querer acoger a más menores extranjeros no acompañados. Por el otro, admiten que no pueden asumir estas oleadas, que están desbordados. Y piden más dinero (al Estado, claro), a pesar de destinar más de 100 millones de euros anuales a la acogida de estos 'menas'.

Plano medio de Pere Aragonès y Carles Campuzano hablando entre ellos mientras andan y varias personas les siguen detrás

"Estamos al límite", "es un problema de recursos", "el problema de Cataluña son las elevadas cifras[de 'menas' que llegan]", "es todo muy complejo", "tenemos sobreocupación[de plazas destinadas a acoger 'menas']"... estas también son algunas frases de Carles Campuzano. Unas frases que evidencian las contradicciones entre querer acoger a más menores extranjeros no acompañados y tener realmente la capacidad para hacerlo.

Con esta cuestión pasa, más o menos, lo mismo que con el tema de la inseguridad. Los discursos buenistas son muy fáciles de sacar a pasear, pero después la realidad es la que es. Y los problemas no se solucionan de forma mágica. En el caso de los 'menas', parece que la izquierda catalana, especialmente el Govern de ERC, apuesta por, simplemente, pedir ayuda al Estado (un Estado del que no hace mucho aseguraban que se querían independizar).

Eso sí, un aspecto en nunca se comenta entre la izquierda es, precisamente, lo que muchos consideran que sería la opción más humanitaria de todas. Que no es otra que intentar que estos menores, que llegan aquí sin sus padres, sean devueltos a sus familias.

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