Salvador Illa toma posesión: los 5 retos del nuevo president de la Generalitat
El nuevo ejecutivo catalán iniciará la legislatura con varias crisis heredadas del Govern de Pere Aragonès
Tras ser investido el pasado jueves, este sábado Salvador Illa ha tomado posesión del cargo como nuevo presidente de la Generalitat. Lo ha hecho en el Salón Sant Jordi del Palau y ante la presencia de personalidades como los expresidents Artur Mas, Quim Torra, Jordi Pujol o José Montilla o miembros del Gobierno como María Jesús Montero, Félix Bolaño o Jordi Hereu. En las próximas horas y días conoceremos los consejeros que le acompañarán en el Govern, a pesar de haber ya algunos nombres confirmados.
A partir de la semana que viene, el nuevo Govern empezará a andar oficialmente. Su principal objetivo será arreglar los desperfectos causados, ya no solo por el anterior ejecutivo de Pere Aragonès, sino por los 10 años de ‘procés’ en el cual la Generalitat se ha centrado en casi todo menos en la gestión.
Revertir el evidente retraso en la cuestión de las energías renovables, la reindustrialización de Cataluña o poner orden a una sanidad colapsada de la que ya ni nuestros jóvenes quieren formar parte porque les sale más a cuenta ir al extranjero, son solo tres ejemplos de ello. Sin embargo, hay cinco carpetas prioritarias que el Govern de Salvador Illa deberá afrontar.
1.- Seguridad
La delincuencia está desbocada en Cataluña. El consejero del Interior del Govern Aragonès, Joan Ignasi Elena, ha dejado unos índices de criminalidad disparados. Ya no solo si los comparamos con los datos de antes de la pandemia, sino que estamos en las peores cifras de la última década.
Joan Ignasi Elena se ha pasado la legislatura hablando de “percepciones” de la ciudadanía y culpando a los “bulos de extrema derecha” de alimentar estas supuestas “percepciones”. Su negacionismo delincuencial ha provocado que, mientras él repetía el mantra de que “Cataluña es un lugar seguro”, en 2023 aumentaran de forma destacada delitos como las violaciones (+34,1%), los homicidios (+12,7%), las tentativas de homicidio (+18,9%), los secuestros (+22,2%), los hurtos (+4,9%) o los robos con violencia e intimidación (+1,5%).
Salvador Illa siempre ha reivindicado la importancia de la seguridad en su discurso político. Para solucionar el problema de la inseguridad en Cataluña, el nuevo president de la Generalitat delegará las funciones de Interior en Núria Parlón. La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet tendrá el reto de revertir la nefasta gestión de Joan Ignasi Elena y afrontar el auge de la delincuencia sin negacionismos ni buenismos.
2.- Impuestos
Poco a poco, la administración catalana ha ido ahogando a los ciudadanos con más y más impuestos. De hecho, Cataluña es la comunidad con más tributos propios de toda España. El procesismo, con la excusa del “Espanya ens roba”, ha empujado a Cataluña al infierno fiscal que es actualmente.
Tenemos impuestos desorbitados con la excusa del cambio climático, ahora también se han disparado los impuestos por la basura (aunque estos no dependen de la Generalitat) y, por no hablar, de los tributos de sucesiones, patrimonio y similares, en las que Cataluña se ha convertido prácticamente una excepción en todo el Estado.
En la cuestión de los impuestos también hay otro reto para el Govern de Salvador Illa. Y no es otro que saber qué pasará y cómo quedará finalmente el acuerdo entre el PSOE/PSC y ERC para el traspaso de las competencias en materia de recaudación de tributos. Algo que va unido, también, al modelo de financiación de Cataluña y el resto de autonomías.
3.- Inmigración
El problema de la inmigración desbordada ha ido cogiendo cada vez más peso en el debate político y social. Aquí, en todo el Estado y también en Europa. Cataluña no tiene competencias directas en inmigración. Por lo menos de momento, ya que el PSOE y Junts tienen abierta una negociación para tratar esta cuestión.
En cualquier caso, mientras no haya traspasos de competencias (si es que las hay algún día), la Generalitat sí que puede impulsar políticas para revertir la presión migratoria a la que está sometida Cataluña. Y es que, por ejemplo, a pesar de no tener competencias, el hecho de que Cataluña sea la única comunidad que otorga una paga a los ‘menas’ hasta los 23 años, está generando un evidente efecto llamada entre los menores extranjeros no acompañados que llegan a España para que acaben en Cataluña.
4.- Justicia
La justicia es otro de los focos que deberá atender prioritariamente el nuevo Govern de Salvador Illa. Ya no solo por el colapso generalizado de los juzgados que acaban generando retrasos en las causas y, por lo tanto, provocando a la práctica la impunidad de según qué delincuentes. Sobre todo, los menos arraigados y que se pueden permitir dejarlo todo e irse a otra comunidad o país de la UE.
La principal patata caliente de la Consejería de Justicia es la caótica situación que se vive en las cárceles catalanas. Y es que los trabajadores de los centros penitenciarios en Cataluña están cada vez más hartos de tener que jugarse la vida por el simple hecho de ir a trabajar.
Fruto de las políticas buenistas del Govern Aragonès, las agresiones de reclusos a funcionarios se ha disparado en los últimos meses e incluso el pasado mes de marzo un preso asesinó a la cocinera del centro de Mas d’Enric. Un brutal asesinato que abrió una brecha importante entre trabajadores y cúpula de la Consejería comandada hasta ahora por Gemma Ubasart. Una brecha que solo ha hecho que aumentar en los últimos meses por el inmovilismo y hasta incluso posibles negligencias de Ubasart y compañía ante las comprensibles demandas de los trabajadores.
5.- Educación
El bajo nivel educativo de los estudiantes catalanes es un hecho. Así lo evidenció el último informe PISA, que situó a Cataluña a la cola de España y de Europa. Desde hace años, el procesismo (especialmente ERC) ha dado las llaves de la educación a sectores llamados ‘pedagogistas’ que han ido arrinconando conceptos como el esfuerzo o la memorización.
Ahora, el nuevo Govern de Salvador Illa tiene el reto de revertir años de políticas nefastas que han hundido el nivel de la educación en Cataluña, algo que tiene consecuencias graves en la formación de los niños y jóvenes catalanes, que son, al fin y al cabo, los que deberán sacar adelante la Cataluña del futuro.
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