Un hombre calvo sujeta y levanta con las dos manos una urna de las que se usaron para el referéndum del 1 de octubre en Cataluña. Lo hace en medio de una manifestación, rodeado de decenas de personas
POLÍTICA

Òmnium Cultural rescata la fracasada estrategia de internacionalizar el 'procés'

Ahora es el turno de la ley de amnistía: Òmnium la llevará ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

En el momento álgido del procés una de las estrategias del movimiento independentista fue “internacionalizar” la causa. Eran aquellos años en los que el procesismo buscaba fotos con casi cualquier líder internacional y decía que el món ens mira. Los resultados no fueron muy buenos.

A excepción de algunas voces minoritarias, como la de Nigel Farage, la diplomacia española controló bastante bien el relato europeo. Ni David Cameron, ni Angela Merkel, ni Emmanuel Macron tuvieron palabras amables hacia el procesismo. Y en esto en el mejor de los casos, porque hubo maniobras internacionales que salieron caras.

Plano corto de Carles Puigdemont hablando en un mitin electoral con una lona detrás de color azul oscuro

Ahí están, por ejemplo, los contactos con emisarios de Rusia en el Palacio de la Generalitat. El líder de política internacional de CiU, Víctor Terradellas, dijo que ni el propio Puigdemont estaba seguro de si aquello era una broma o una jugada del CNI. Además de abrirle un frente judicial por presunto delito de traición, esto dividió aún más al procesismo, con Gabriel Rufián diciendo que Puigdemont jugaba a ser “James Bond”.

Otro de los frentes internacionales que el procesismo ha abierto ha sido el de los tribunales europeos. En este sentido, sus recursos a la justicia europeo y contra la justicia española han sido muy comunes, y también fracasados. En pocos meses hemos tenido dos ejemplos sangrantes.

El primer tuvo que ver con la causa de Artur Mas por el 9-N. Según trascendió en prensa, una mezcla de mediocridades y engaños llevó a la justicia europea a desestimar el recurso. Hasta en tres ocasiones pidió el tribunal europeo las alegaciones a la defensa de Artur Mas, que esta no presentó.

El segundo ejemplo fue de hace unas pocas semanas, cuando el TJUE le cerró la puerta a Comín para que accediera al escaño de eurodiputado. Poco después de la noticia, Comín dijo que estaría dispuesto a jurar la Constitución española para poder acceder al cargo de eurodiputado. Los sectores indepes interpretaron estas palabras como un intento a la desesperada de Comín por conseguir el jugoso salario de eurodiputado.

Plano medio de Francesc Homs andando al lado de Artur Mas, de camino a declarar al Tribunal Supermo por la consulta del 9N de 2014

Ahora la amnistía

Y ahora es el turno de la amnistía. Según ha anunciado Òmnium Cultural, la entidad va a denunciar ante la ONU el "boicot judicial" a la ley de amnistía. Òmnium habla de que la “cúpula judicial española” obstaculiza la ley y tiene una “doble vara de medir”, en referencia a que la amnistía no se aplica a los políticos.

“Òmnium lo vincula directamente a la oposición de sectores de la derecha y la extrema derecha española, tanto en el ámbito político como judicial”. Por todo ello, presentarán el informe de la Sindicatura de la Amnistía (un ente creado por ellos mismos) ante el Consejo de Derechos Humanos.

Esta maniobra alberga sus riesgos por el simple motivo de que al final será la Unión Europea la que decidirá si la ley de amnistía se ajusta o no a derecho. Como ya hemos explicado en E-Notícies, el juez Marchena llevará la ley a Europa diga lo que diga el Tribunal Constitucional.

La estrategia de los fiscales del Supremo, del juez instructor (Marchena) y de la sala segunda es que la malversación no se puede perdonar. La razón, dicen los jueces y fiscales, es que sí hubo enriquecimiento y eso afecta a los “intereses financieros” de la Unión Europea.

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