Carles Puigdemont con chaqueta gris, con la mano en la barbilla, parece pensativo en un evento al aire libre.
POLÍTICA

Junts intenta una segunda OPA para comerse a ERC

El cambio de rumbo político en Cataluña no permite que haya dos actores de peso dentro del procesismo

La 'unidad independentista' es un elemento muy distintivo de la política procesista. Estrictamente intransferible, las llamadas a la “unidad” son otro de los elementos con los que el procesismo ha competido electoralmente entre sí. Podría considerarse una versión rebajada, muy edulcorada, de algo remotamente parecido a la razón de Estado.

El problema es que, a fuerza de hechos, la unidad indepe ha quedado ampliamente desacreditada durante los últimos años. La guerra sin cuartel que ahora protagonizan ERC y Junts es el último (y más agónico) ejemplo. Jordi Turull, por ejemplo, asegura que no habla con Marta Rovira desde julio. Al mismo tiempo, ambos partidos se tiran todos los trastos que encuentran en el Congreso de los Diputados.

El antepenúltimo ejemplo de la guerra fueron las semanas previas a las elecciones autonómicas del 12M. Si hacemos memoria, todos recordaremos cómo Junts presionaba por tierra, mar y aire a ERC. Su objetivo era tan diáfano como repetir elecciones y quedarse solos dentro del negociado procesista. Por su parte, la ANC hacía la comparsa de esta estrategia y se convertía ‘de facto’ en un órgano de Junts.

Hombre con gafas y cabello canoso levantando un dedo mientras habla en un micrófono.

Como es sabido, esto no solo no ocurrió, sino que precipitó la nueva guerra a la que ahora asistimos. Todo aderezado por la filtración de las malas artes de ERC, que financiaba - entre otras cosas - cuentas falsas para burlarse de Junts. Y en estos momentos, la guerra se ha trasladado al eje ideológico, con ERC diciéndole a Junts que se han alineado con la “derecha española”

El enésimo intento de “rebajar tensiones”

Otra de las distintivas características de la unidad independentista es que todo el mundo dice perseguirla y nadie parece alcanzarla. Esta paradoja es solo aparente. En realidad, la unidad independentista se usa a conveniencia en cada momento. Y ahora mismo, el más interesado es Junts.

Según cuenta la prensa procesista, uno de los puntos que discutirán los juntaires en su próximo congreso será el de reconstruir la unidad del movimiento. “Rebaja de las hostilidades”, lo llaman. En esta ocasión, la excusa es que Junts lidera el independentismo en el Parlament y tienen esa “responsabilidad”, dicen ciertas fuentes al diario El Món.

Sin todavía conocer el sugerente nombre que tendrá este nuevo proyecto, por ahora el artefacto se plantea como una “entidad paraguas”. Esta entidad se encargaría de replegar a los diferentes actores del independentismo civil. También para mayor gloria de la paradoja, la iniciativa es de Junts, pero “lo tendría que impulsar la sociedad civil”, dicen a ElNacional.

Imagen de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont mirando cada una para un lado

La duda está en cuáles son esas entidades indepes que andan desperdigadas y que necesitan de la labor recolectora de Junts. Al margen, claro, de lo fundamental. Y es que, en estos momentos, los datos muestran que el nacionalismo catalán se encuentra en su momento más bajo entre los ciudadanos.

Junts coge sitio

Es decir, se trata de hacerle una clásica jugada envolvente a ERC. Esto se demuestra por el momentum que han escogido los de Puigdemont para presentar esto. Porque no se hace una entidad para “rebajar tensiones”, sino que primero se rebajan las tensiones y después se crea esa entidad.

Pero habida cuenta de que la primera OPA, hostil, no funcionó, ahora se intenta con una OPA lenta y a largo plazo. Todo esto es sinónimo de que en Junts dan por descontada una “nueva etapa política”.

Carles Puigdemont hablando en un micrófono con una bandera catalana de fondo.

Según dicen, quieren transmitir la sensación de ser un partido “insobornable” ante el PSOE y el Gobierno central. Es decir, que quieren que el título autoimpuesto de “líderes del independentismo” se convierta en una realidad social y electoral.

Lo que está claro es que el triunfo del PSC, la irrupción de AC y el refuerzo del unionismo reducen el espacio político en Cataluña. Y después de perder su oportunidad durante una década, ERC y Junts lucharán a muerte por quedarse con el espacio que les ha quedado.  

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