Vivienda: Illa promete ‘medidas contundentes’ contra la ‘gesticulación’
El Govern no se pilla los dedos con el problema inmobiliario y pide paciencia mientras pone en marcha toda la maquinaria
Hoy hay sesión de control al Govern en el Parlament. Y con la resaca de la manifestación del pasado sábado en Barcelona, el debate inmobiliario ha estado en el centro.
Sobre esta materia, lo más revelador de la sesión no han sido tanto las críticas de la oposición como el maximalismo de Comuns y CUP, que han encontrado en la vivienda una veta para controlar su decadencia electoral. Con el mismo perfil de estos últimos días, el presidente de la Generalitat no se pilla los dedos y habla de “contundencia” desde el “realismo”.
A Jéssica Albiach, por ejemplo, Salvador Illa le ha dejado caer que “no le digo que usted gesticule, pero sí que hay propuestas que no tocan de pies en el suelo”. De esta manera, resulta claro que el Govern ha puesto en marcha toda la maquinaria comunicativa para insistir en que esto será lento y progresivo. “Hay que decir a la ciudadanía que esto no se soluciona con una ley o de un día para otro, es un proceso”, ha concluido el president.
Y en una línea muy similar ha respondido a la CUP, que después del Procés Garbí ha decidido ser un actor más tratable dentro del Parlament. Los cupaires, eso sí, plantean el discurso más encendido, magnificando el papel de la especulación financiera. “A mí no me temblarán las piernas para enfrentarme a ningún club de privilegios”, ha dicho Illa. “La vivienda es un derecho y no tiene que ser objeto de especulación, así que no me temblarán las piernas”.
Decididamente, el problema de la vivienda ha cogido ritmo. La calle poco a poco se calienta, los sindicatos de vivienda van por libre y ya se habla de una huelga de alquileres. Es el resultado natural y previsible de más de diez años sin medidas para orientar el crecimiento demográfico.
Suspicacias entre la oposición
La derivada política de esta situación también se presenta muy clara. La izquierda woke y antisistema, muy castigada en las urnas, ha empezado una subasta de propuestas intervencionistas. Por su parte, el PSC intentará capitalizar esta bomba de relojería por la vía de los hechos, aunque la situación se presenta muy cruda.
Según dijo el presidente Illa al inicio de la legislatura, la Generalitat pondrá en marcha el mayor plan de vivienda de todas las comunidades autónomas. Este plan consiste en construir 50.000 viviendas hasta 2030 e invertir 1.100 millones de euros anuales. Todo esto irá acompañado de una gran ampliación de suelo público en colaboración con ayuntamientos y otras administraciones.
El plan es ambicioso y la oposición lo recibió con suspicacias o directamente con incredulidad. Desde Junts, por ejemplo, recordaron que el expresidente Montilla hizo exactamente la misma promesa de 50.000 viviendas. Por otro lado, Alejandro Fernández le aseguró a Illa que su plan de vivienda no pasará de la construcción de unos pocos cientos de pisos.
Por ahora, el PSC se muestra prudente ante las críticas porque todavía está en fase de añadir propuestas y medidas, algo que va paralelo al aumento del malestar social. “Nadie tiene varias mágicas”, dijo Illa estas pasadas jornadas. O lo que es lo mismo: el PSC se muestra cauto ante el eventual desgaste que supondría haber hecho promesas excesivas, o directamente no tener fuerza para controlar el problema.
Aderezos regulatorios
¿Qué más puede hacer el PSC al margen de estimular la oferta que no se ha estimulado durante 16 años?. En esencia, se puede apuntar al afán regulatorio y controlador. En este caso, aprobar sanciones y un cuerpo de inspectores para vigilar el alquiler temporal, que es la última salida que encontró el mercado inmobiliario después de la ley de alquileres.
En cualquier caso, la incidencia real de esta medida será más política y partidista que económica. Y es que el mercado está sobresaturado de demanda, es decir, de crecimiento poblacional. Y precisamente que haya sobresaturación es lo que explica que el mercado busque maneras de vehicular la demanda, llegando finalmente hasta el mercado negro.
A diferencia de los Comuns y la CUP, en pleno proceso maximalista, el PSC es consciente de la raíz del problema. “Este es el problema de fondo”, ha dicho recientemente la consejera Paneque sobre la falta de vivienda pública. Pero la gran incógnita, que solo resolverá el tiempo, es si la Generalitat tendrá fuerza para satisfacer la demanda futura y la ya acumulada.
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