Un sector crítico de la CUP carga contra la elección de la nueva dirección
Acusan a la dirección del partido de silenciar a la ‘militancia crítica’ y de liderar un ‘proceso antidemocrático’
El proceso de renovación de la CUP, el Procés Garbí, consistió en hacer algunas mínimas concesiones a la realidad operativa de un partido político. Entre ellas, alargar el mandato de la Secretaría Nacional o intentar que la gente les entienda. “Quizás no nos hemos sabido explicar bien”, dijo una de las integrantes del grupo que hizo la nueva hoja de ruta.
Pero todo este proceso no ha estado exento de críticas. Algunas asambleas locales criticaron que la CUP vaya a buscar pactos con otros partidos. Pero lo más relevante fueron las críticas de otros grupos disidentes, que acusaron a la dirección de “secuestrar” el partido.
Si no secuestro, lo que sí es cierto es que en la última asamblea participaron solo 700 militantes. Esto representa menos de la mitad de los afiliados de la CUP, alrededor del 42% sobre los 3.000 militantes del partido. En este sentido, uno de los grupos que han criticado esta situación es PUIC, que dice defender un “independentismo de combate” y que en cualquier caso es minoritario.
Denuncias a la dirección
Ayer mismo, PUIC volvió a emitir un comunicado muy crítico contra la dirección de la CUP. Califican el Procés Garbí como “un proceso absolutamente antidemocrático y antiasambleario”. Denuncian incluso “acoso, monitorización en redes sociales y expulsión de la militancia crítica”.
En última instancia, vienen a decir que la nueva situación de la CUP es una decisión pensada, surgida y adoptada por la dirección del partido. “Ninguna posibilidad ni opción para votar una ponencia y un Secretariado Nacional alternativos, tal y como hacen otros partidos”.
El procesismo se moviliza de cara al futuro
Esta situación sintomática de la situación general que vive el independentismo, y en particular la CUP, que ha caído tanto por ‘woke’ como por procesista. Tanto Junts como ERC tienen dentro de pocos días sus respectivos congresos de partido, y la CUP ya ha finalizado el suyo.
Y de todas estas reorganizaciones saldrá el futuro de un procesismo que todavía digiere (en algunos casos con mucha dificultad) la pérdida de la mayoría. Solo queda por ver cómo maniobrán los tres partidos procesistas con el PSC en la Generalitat y una Cataluña que acumula problemas fundamentales. Por el momento, los partidos mayoritarios, Junts y ERC, han optado por una dura guerra entre ambos.
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