Una multitud de personas se reúne en una plaza pública con tiendas de campaña y pancartas.
POLÍTICA

La izquierda ya suspira por un nuevo 15-M

La pérdida de hegemonía empuja a la izquierda a intentar rememorar tiempos pasados

La izquierda lleva unos cuantos años gobernando tanto en Cataluña como en toda España. A pesar de esto, la gente tiene cada vez menos poder adquisitivo, el acceso a la vivienda parece haberse convertido en una utopía y el paro sigue siendo el más alto de toda la Unión Europea (especialmente el juvenil).

Esta incapacidad de mejorar las condiciones materiales de vida de la ciudadanía es uno de los muchos factores que han provocado (o están provocando) un cambio de hegemonía. No solo en Cataluña o el resto del estado, sino en toda Europa. El péndulo está girando y la izquierda empieza a ver como su dominio empieza a tambalearse.

Ada Colau vestida con una camiseta sin mangas negra, aplaudiendo frente a un micrófono con un fondo de color púrpura.

Por este motivo, esta misma izquierda ya suspira por un nuevo 15-M para intentar recuperar terreno. No es para menos. El movimiento popular surgido en 2011 permitió a no pocas personas pasar de ser prácticamente desconocidos a sentarse en el Consejo de Ministros (como Pablo Iglesias o Irene Montero) o a ocupar la alcaldía de Barcelona (como Ada Colau).  

El trampolín personal que significó para algunos el 15-M es evidente. Aunque esto significara sacrificar aquello de “tumbar el régimen del 78” para acabar convirtiéndose en disidencia controlada. Pero claro, a título personal, la jugada les salió bien. Y ahora, en momentos de duda, es lógico que salgan voces para intentar repetir la jugada.

En este sentido, una parte de la izquierda parece querer conseguirlo con la excusa de la crisis del acceso a la vivienda. El próximo 13 de octubre hay convocada una manifestación en Madrid con el lema “Se acabó, bajemos el precio de los alquileres”. También en Barcelona hay previstas movilizaciones ese día. Y claro, el sueño húmedo de una parte de la izquierda no se ha hecho esperar. 

“El 15-M empezó así”, recordaba esta semana Pau Llonch. En plena época del 15-M, este activista pasó de ser un cantante sin demasiado éxito (y eso que dedicó una canción a esas movilizaciones) a portavoz de la Plataforma de Afectados por la Vivienda (PAH). Su presencia mediática fue aumentando en los años posteriores hasta llegar a ser colaborador de Catalunya Ràdio y también promotor de cursillos musicales en los colegios catalanes… pagados con dinero público.

También Capitán Swing deseaba hace unos días “un 15-M de la vivienda”. Esta editorial de izquierdas, que en su web se puede adquirir un libro que blanquea a Hamás (al que definen como “una organización de liberación polifacética”), tiene hasta 28 libros a la venta relacionados con el 15-M. Son solo dos ejemplos, más allá de los casos descarados de Pablo Iglesias, Irene Montero, Ada Colau y compañía, de los éxitos y beneficios personales que cosecharon algunos con el 15-M de hace más de una década. Y que, claro, desearían que volviera a suceder.

Solamente dando un repaso en las redes sociales se pueden comprobar esas ganas que tiene la izquierda de vivir otro 15-M. “El rechazo de PP, Vox y Junts de regularizar el alquiler puede traer un nuevo 15-M inmobiliario y que el miedo cambie de bando”, “la vivienda puede ser el aglutinador de un nuevo 15-M” o “se está cociendo un nuevo 15-M” son algunos de los muchos comentarios que han circulado en los últimos días desde algunas de las destacadas cuantas influenciadoras de la izquierda.

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