El menosprecio de Carles Puigdemont a Artur Mas
Junts pone en marcha el electoralismo y presenta el conflicto con el Estado como un reclamo electoral
La campaña de Junts y de ERC consiste en resucitar el procés. Más en particular, la dimensión conflictiva del procés con el Gobierno central. Se trata de toda la mitología de doblegar al Estado, de arrancarle concesiones, de hacerse respetar, etc.
De hecho, en cualquier intercambio dialéctico entre Junts y ERC aparece el tema. Ambos intentan marcar más abdominales que el otro y mostrarse como el paladín de Cataluña en Madrid. Algo que cada vez tiene menos recorrido entre el votante nacionalista, que ya ha tenido suficiente tiempo para ver los cambios de rumbo de ambos partidos.
En cualquier caso, deben tener indicadores de que este tema todavía moviliza a sus votantes. Hasta el punto de que Junts ha decidido disolverse como partido en la candidatura personalista de Puigdemont. Por su parte, ERC hace lo que puede para contrarrestar al “presidente en el exilio” y Aragonès intenta mostrar un perfil fuerte que no le es propio.
El salvador Puigdemont
Dejando ahora de lado la pugna procesista, la propaganda electoral de Junts muestra que Puigdemont quiere esconder el autonomismo pragmático de los últimos meses. Aunque sea a costa de enterrar la labor de gobierno de Artur Mas y, en menor medida, de Quim Torra. El mensaje es diáfano: “Cuanto más incómodo está el Estado con Cataluña, más cumple”.
“En 2017, con el presidente Carles Puigdemont al frente de la Generalitat, es el año que el Estado ha cumplido más”. El mensaje dice esto en referencia a la ejecución presupuestaria, que con el presidente Aragonès ha sido mínima. De esta manera, Junts quiere presentar a Puigdemont como el garante de los intereses catalanes contra el Estado.
Hay que tener presente que el expresidente Mas, a pesar de ser el pistoletazo de salida del procés, es de los políticos catalanes más realistas con la actual situación. En más de una ocasión, ha señalado que el referéndum no saldrá de ninguna negociación con el Estado. Como mucho, un nuevo pacto fiscal para tener una financiación propia y singular. En definitiva, que Artur Mas debe tener bastante claro que todo esto es electoralismo.
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