Aseguran que Carles Puigdemont ya no vive en Waterloo
Junts apuesta por una candidatura personalista y Puigdemont se traslada al sur de Francia para dar la sensación de un retorno inminente a Cataluña
Según ha podido saber Marcos Lamelas, de El Confidencial, el expresidente Puigdemont se ha traslado al sur de Francia. El objetivo es tener allí el teatro de operaciones para su candidatura personalista. El partido lo fía todo al aura espiritual del “presidente en el exilio” hasta el punto de poner su nombre al partido.
Puigdemont a las puertas
El expresidente ha hecho una apuesta clara para las elecciones catalanas y ha abandonado Bélgica y se ha traslado a la Catalunya Nord, o sea, a Francia. El objetivo es dar la sensación de retorno inminente, de consumación final del largo ‘via crucis’ hasta recuperar Palau.
Según explica Marcos Lamelas, Junts plantea una campaña en un formato personalista. Es decir, pocas entrevistas, ausencia de ruedas de prensa y actos con “tono presidencial”. No es más que la dinámica que ya hemos explicado en E-Notícies en alguna ocasión: Puigdemont se ha desentendido de la gestión política y ha pasado a ser una especie de figura salvífica del nacionalismo catalán.
De hecho, Puigdemont necesita que se den unas condiciones muy concretas para que su electoralismo personalista no se vea malogrado. En primer lugar, que el procesismo tenga mayoría en el Parlament. Después, que Junts gane a ERC (los sondeos parecen indicarlo). Y tres, que él sea el candidato a presidente.
Falta gente para anunciar la llegada de Puigdemont
La estrategia de Junts pasa por capitalizar ahora todos los años de Puigdemont en Bélgica como “presidente en el exilio”. Su mansión en Waterloo - bautizada como ‘Casa de la República’ - era un lugar de peregrinaje para el partido y para simpatizantes. Una vez conseguida la amnistía, toca abandonar la mansión y dar la impresión de retorno.
Y como si fuera captando seguidores por el camino, Puigdemont está en pleno proceso de absorción de otros partidos. Por el momento, ya ha abducido a siete pequeños partidos minoritarios que tienen en común ser incondicionales del procés. Lo intentó también con ERC, pero los republicanos tienen demasiados intereses creados como para diluirse en un frente común.
El problema que tiene el expresidente es encontrar gente para las listas. Según explica Lamelas, a Junts le está costando encontrar figuras independientes que puedan darle a la candidatura la imagen de unidad nacionalista que necesita. Empezando, claro, por alguien de peso que pueda ir a los debates y anunciar buena nueva de la llegada de Puigdemont.
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