Carles Puigdemont echa por tierra la última estrategia de Junts
La aparición del expresident de la Generalitat como candidato provoca un giro en su partido de cara a las elecciones del 12-M
La decisión de Carles Puigdemont de liderar la candidatura de Junts per Catalunya para las elecciones catalanas no solamente ha agitado el tablero político en el bando procesista. Lo ha hecho también en su propio partido, que se ha visto obligado a cambiar el rumbo que había marcado en los últimos meses.
Tras las elecciones generales, Junts había hecho un giro en la estrategia que había seguido en los últimos años. El sector liderado por Jordi Turull había ganado el pulso interno al sector de Laura Borràs. Y eso implicó varias cosas.
Por un lado, apostar por el pragmatismo. Lejos de aquel radicalismo que les llevó a romper el pacto de Govern con ERC, el giro hacia el turullismo representaba un giro hacia el pragmatismo. Las negociaciones con Collboni para entrar en el Ayuntamiento de Barcelona tras el triunfo de Trias en las municipales o facilitar la gobernabilidad de España apuntalando el sanchismo parecían dos señales de que algo podía estar cambiando en Junts.
El hecho de que el partido dejara caer a Laura Borràs tras ser condenada por corrupción, señalase a Aurora Madaula tras acusar al partido de machismo y expulsase a Cristina Casol por lo mismo (las dos, cercanas a Borràs), también reforzaba la teoría del intento de Junts de regresar, aunque fuera tímidamente, a sus orígenes convergentes.
Por no hablar del refuerzo ideológico de lo que, teóricamente, debería defender la derecha catalanista. Aunque fuera por el miedo al auge de la Aliança Catalana de Sílvia Orriols, Junts empezó a hablar de cuestiones como la inmigración, la seguridad o los impuestos. Todo ello, tras años apostando por el “queremos acoger” o por subir el impuesto de sucesiones en plena pandemia.
Sin embargo, la aparición de Carles Puigdemont lo ha vuelto a cambiar todo. Ya ha quedado claro cuál será el eje central de la precampaña juntaire. Referéndum, unilateralidad, que “vuelva el president” y todos estos mantras procesistas que llevan repitiendo desde hace años. De golpe, han dejado de hablar del impuesto de sucesiones, de inmigración o de seguridad.
Por si esto no fuera suficiente, esta semana Carles Puigdemont ha firmado el llamado “Acuerdo de Vernet”. Se trata de una nueva operación de marketing vestida de épica para anunciar que, pseudopartidos y entidades ultra minoritarias concurrirán con Junts a las elecciones del 12-M.
Entre ellas encontramos, por ejemplo, Alternativa Verde o Movimiento de Izquierdas de Catalunya. Un ejemplo más de que el giro hacia la derecha catalanista que habían iniciado ha dado paso al ya repetido mantra de la transversalidad.
En la firma de este acuerdo pudimos ver en primera fila a Aurora Madaula, que encabeza el que podríamos llamar sector progre de Junts. Para corroborarlo, solamente hace falta ver el perfil de X de la diputada juntaire, con muchas publicaciones que podría hacer casi cualquier militante de la CUP. Entre ellos, por ejemplo, encontramos su defensa de limitar la libertad de expresión a Sílvia Orriols porque “no todas las opiniones son tolerables”.
Así pues, Carles Puigdemont ha provocado que, otra vez, Junts vuelva al estadio del 2017, aquel que lo aleja de la ideología y lo acerca al procesismo puro y duro.
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