Por qué ERC y Bildu van siempre de la mano: la relación entre Otegi y Junqueras
Probamos de explicar cómo y por qué se establece el vínculo entre los abertzales y los republicanos
La vida política da muchas vueltas. Quien le iba a decir a Arnaldo Otegi, referente de la izquierda indepe en Cataluña, que acabaría siendo socio de Oriol Junqueras y Pere Aragonès. Fue una decisión meditada, que llegó tras el uno de octubre de 2017 y que parece que ha dado sus frutos a los abertzales.
Con la explosión del Procés en Cataluña, el procesismo escoge roles: mientras Junts se pierde en Puigdemont y aspira a volver al centro-derecha, la CUP se desangra en debates internos interminables. Los anticapitalistas, rehenes del dogmatismo, fueron los que menos se implicaron en el referéndum y a la vez los que más impedimentos pusieron a la famosa unidad en el Parlament.
Esto es así: la CUP se pierde en discusiones que lo alejan de la ciudadanía y en una pelea eterna entre el anticapitalismo y la bandera. Es imposible pensar que los cupaires puedan ganar unas elecciones y menos aún gobernar con criterio la Generalitat. Esta fue la misma reflexión a la que llegó Arnaldo Otegi por allá el 2017.
Si Bildu quería llegar a ser alternativa del PNV no podía coger el ejemplo de la CUP, todo lo contrario. Descartado Junts, amigo histórico del PNV, los abertzales se fijaron en Esquerra, en claro ascenso desde el descalabro de 2011 y 2012. Las relaciones entre Otegi y Junqueras fueron a más, también por intereses de los catalanes.
Tras el fracaso sonoro del uno de octubre, ERC opta por marcar un perfil de izquierdas y virar el debate hacia temas como el feminismo, el ecologismo y todo lo relacionado con la agenda 2030. La bandera importa, pero ya no tanto, y los republicanos se presentan como alguien de izquierdas, renovado y preparado para gobernar.
Bildu se copia de ERC, Esquerra necesita a Otegi
Si los independentistas vascos copiaron en cierto modo el modelo de ERC -un discurso marcado de izquierdas, pero dentro del stablishment-, a Junqueras le fue de fábula contar con Otegi. Desde el 2017 a Esquerra se la ha tildado de 'botiflera', de traidora. Recibir el cariño de Bildu, los halagos de alguien como Arnaldo Otegi, refuerza una de sus patas que cojean.
Hay, pues, un doble interés, un canal bidireccional que beneficia a los dos partidos.
Arnaldo Otegi estuvo presente durante la campaña de 2021, la que aupó a Pere Aragonès como president de la Generalitat. En un acto en Girona, el líder abertzale le dijo a Junqueras: "Habéis demostrado que se puede hacer y eso para los vascos ha sido una gran lección". Bildu tomaba nota de cómo convertir un partido indepe residual, como era Esquerra en los noventa, en una formación que puede llegar a gobernar.
Es evidente que no fue fácil este movimiento dentro de Bildu. En ella conviven gente de Eusko Alkartasuna, aliado histórico de ERC, y de Batasuna, la izquierda más parecida a la CUP. De hecho, en 2014, Bildu y la CUP estuvieron a punto de ir conjuntamente a las Europeas, mientras que en 2019 los vascos ya se presentaron con ERC.
En cambio, los de Junqueras y Aragonès están encantados de ir de la mano de Otegi. La vasquitis ha existido toda la vida en Cataluña y a Esquerra le permite en cierto modo superar esta inferioridad moral que sienten hacia la CUP. Si Bildu está conmigo, piensan, soy igual de indepe y de izquierdas que tú.
La alianza es estratégica y de momento ha tenido resultados. De un lado, ERC vivió un ciclo electoral positivo desde 2017 y Bildu ha logrado empatar con el PNV. Es evidente que la noche electoral del 12 de mayo no será igual de positiva para los de Junqueras, pero esto ya es otra historia.
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