Quién es Mohamed, el salafista protegido por el procesismo que ha vuelto a ser noticia

Mohamed Said Badaoui ha vuelto a ser noticia. Este musulmán ha vuelto a saltar al plano mediático tras ser expulsado de España en 2022. Según la policía, este autodenominado “activista” era “uno de los principales referentes del salafismo más ortodoxo” en Cataluña.

Se le acusaba de ser el responsable del “aumento del radicalismo en la región de Tarragona” por sus actividades “proyihadistas”. Estas eran, básicamente, el “adoctrinamiento” de jóvenes “vulnerables y manipulables”.

El caso es que Mohamed Said Badaoui ha vuelto a ocupar varios titulares en Cataluña. El motivo es que iba a ser uno de los ponentes del Congreso Islámico que se tenía que celebrar en Torredembarra este fin de semana. Así lo anunció el Diari de Tarragona. Evidentemente, su participación en el polémico acto (otro de los conferenciantes aseguró que “la mujer que se perfuma es una fornicadora”) sería con videoconferencia. Y es que su deportación hace dos años iba ligada al impedimento de volver a pisar suelo español en un periodo de 10 años.

“Sois unos sinvergüenzas, sois cómplices de la islamofobia que habéis creado”, reprochó Mohamed Said Badaoui a este periódico local. Y es que, según él, era “mentira” que fuera a participar en este Congreso Islámico. Un Congreso que se acabó suspendiendo por “motivos de seguridad”, alegaron los organizadores.

Los ataques de Mohamed Said Badaoui al Diari de Tarragona tuvieron una respuesta contundente por parte de los usuarios. Más de 1.300 comentarios, la inmensa mayoría críticos con él, con las opiniones de los conferenciantes del Congreso o por las actividades por las que fue expulsado de España. Destaca, entre todas ellas, la de Vox Cataluña: “A llorar a Marruecos, islamista”.

Mohamed Said Badaoui, protagonista de varias polémicas

La figura de Mohamed Said Badaoui es de lo más controvertida. Más allá de ser expulsado por ser considerado una amenaza para la seguridad nacional, el currículum de polémicas de este supuesto “activista” es extenso.

Mohamed Said Badaoui llegó a Cataluña en 1992. En sus 30 años en territorio catalán, este salafista desarrolló varias actividades al frente de la comunidad musulmana. Fue presidente de la Asociación por la Defensa de los Derechos de la Comunidad Musulmana. Y también uno de los principales responsables de la mezquita de Reus (dónde vivía). 

De hecho, ya en 2015, el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoció que esta mezquita era uno de los principales puntos de vigilancia policial en la lucha contra el islamismo radical. Es más, en esta zona de Cataluña se ha detenido a varias personas en los últimos años acusadas de vinculaciones con el yihadismo.

Incluso en 2009 se detuvieron a 9 personas en Reus por haber organizado un juicio islámico bajo los preceptos de la ‘sharia’ a una mujer. La víctima había sido secuestrada por ellos y “condenada” a muerte por haber cometido adulterio. Por suerte, la mujer pudo escapar y denunciar el caso a los Mossos.

En su faceta de “activista”, Mohamed Said Badaoui exigía que en los colegios y hospitales públicos hubiera un menú halal. O que los cementerios adecuaran sus espacios para que los musulmanes pudieran enterrarse según su religión. Es decir, sin ataúd, envueltos en sábanas y enterrados directamente en la tierra mirando a la Meca. Sin embargo, las polémicas que ha protagonizado Badaoui van mucho más allá.

Mohamed Said Badaoui, por ejemplo, se negó a dar la mano a una mujer periodista de La Vanguardia que quería hacerle un reportaje. Sí que saludó así a otros periodistas hombres. Otra de las polémicas más destacadas fue cuando se hizo pública una foto de él con su hija pequeña en la playa. En la imagen, su hija pequeña vestía un burkini que le cubría el cuerpo desde los tobillos hasta la cabeza, mostrando únicamente su cara y sus manos.

Protegido por el procesismo

En agosto de 2022, se abrió un expediente de expulsión a Mohamed Said Badaoui por sus “discursos radicalizados”, por su “proyihadismo”, por ser “uno de los principales referentes en España del salafismo más ortodoxo” y por su “adoctrinamiento” a jóvenes “vulnerables”. La Policía Nacional lo consideraba responsable del “aumento del radicalismo” islamista en la zona de Tarragona.

El 19 de octubre fue detenido y llevado a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Y, finalmente, fue deportado a Marruecos a finales de noviembre. En los 3 meses que duró el proceso entre la apertura del expediente y su expulsión del país, Badaoui fue objeto de la solidaridad de los partidos procesistas. Es decir, de ERC, Junts y la CUP, pero también de los Comuns.

De hecho, estos cuatro partidos firmaron una declaración en el Parlament solidarizándose con este islamista. Consideraban que se trataba de “un caso de represión política e islamofobia por parte del Estado”. Esta fue una de las muchas maneras en que Badaoui recibió el apoyo de los partidos procesistas.

Mohamed Said Badaoui fue recibido por autoridades del Parlament varias veces. Incluso la entonces consejera de Igualdad y Feminismos, Tània Verge, mostró su apoyo a este “activista” que llevaba a su hija pequeña cubierta con un burkini a la playa. De hecho, este islamista deportado a Marruecos se codeó con dirigentes de todos los partidos procesistas.

Tiene fotos en el Parlament con Pere Aragonès, Raquel Sans, Carles Castillo y Najat Driouech, todos de ERC. También con Gabriel Rufián (ERC), Quim Torra (Junts) o Teresa Pallarès (Junts). Y, evidentemente, con dirigentes de la CUP. Incluso con Miquel Iceta (PSC).

También el Ayuntamiento de Reus, ciudad en la que residía Badaoui, mostró su apoyo público a este “activista” deportado. Junts, ERC, PSC, la CUP y el partido municipalista Ara Reus rechazaron su expulsión en un comunicado conjunto. Solo el PP y Ciudadanos se negaron a firmarlo.

Ahora, a las puertas de cumplirse dos años de su deportación, Mohamed Said Badaoui sigue viviendo en Marruecos. Dentro de ocho años se terminará el veto que pesa sobre él para volver a España. Y él ha asegurado en más de una entrevista que tiene la intención de volver a vivir a Cataluña.