Montaje Puigdemont i Pere Aragonès

POLÍTICA

Pere Aragonès no inquieta al PSOE y Carles Puigdemont cada vez menos

El entorno de Pedro Sánchez hace caso omiso a las palabras del President

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, aseguraba este jueves en el Senado que la amnistía era solo un "punto de partida" para tener un referéndum. Su intención es que sea acordado con el Estado, como en Escocia, y se mostró seguro de que la consulta llegará: "Cataluña votará en referéndum, estoy convencido". El discurso de Pere Aragonès buscaba hacer calar este mensaje en un contexto de negociación de los independentistas con el PSOE. El president quiso aprovechar el guante que le lanzó el PP para acaparar focos e intentar una vez más erigirse como interlocutor en competencia con Puigdemont.

El problema de fondo es que el PSOE hace tiempo que ya da por contados los votos de Esquerra. Pedro Sánchez no duda que los republicanos darán el sí a la investidura y que podrán contar con ellos durante lo que dure la legislatura. No es que se fie del todo, ya está acostumbrado a que de vez en cuando ERC tome decisiones extrañas, como su voto negativo a la reforma laboral. Pero, pese a esto, sabe que mientras Aragonès dependa del PSC en el Parlament, las proclamas son solo eso: paroles, paroles, paroles.

Montaje fotográfico con los 2 líderes independentistas Puigdemont y Junqueras, con Pedro Sánchez en primer plano y una manifestación llena de esteladas de fondo

Esquerra necesita marca perfil propio y reivindicarse para contrarrestar la atención mediática que recibe Carles Puigdemont. La propuesta del referéndum va en este sentido, en clave interna procesista y en una batalla entre ERC y Junts que se alarga desde 2010. Esquerra no sabe qué hacer mientras Puigdemont recibe cartas de amor de Moncloa y ha decidido volver a la dialéctica indepe. Lo que sucede es que no tiene demasiada credibilidad y más aún cuando el propio Aragonès asume que primer habrá amnistía e investidura y después ya veremos qué sucede.

Aquí está la clave de todo. La política española -la política en general- se ha vuelto corto terminista a más no poder. Sánchez asume que si logra la investidura, todo lo demás ya vendrá después y no habrá mayoría alternativa en el Congreso. La amnistía le servirá para sumar los votos en la investidura de ERC, a quien no teme y deja que lanze la idea del referéndum en público sin preocuparse demasiado. 

Aragonès no preocupa y Puigdemont cada vez menos

Desde el 23 de julio, los socialistas lanzaban un mensaje en privado: los votos de Esquerra ya los tenían y deberían sudar para tener los de Junts. Lo que sucede es que Carles Puigdemont se ha puesto de cara más rápido de lo que se pensaba. Parece que si Sánchez logra aprobar la oficialidad del catalán en la UE y acuerda la ley de amnistía, tendrá los votos de Junts. 

Puigdemont ya ha asumido que no se tramitará la amnistía antes de la investidura porque no hay tiempo. Del referéndum no habrá acuerdo alguno y pese a esto la intención de Junts es seguir negociando. Por lo que se sabe, ahora mismo está más cerca el acuerdo que nuevas elecciones. Y no es de extrañar: las perspectivas electorales son malas para los juntaires que hasta podrían dejar de ser necesarios para el PSOE. Y lo más importante: Carles Puigdemont está a un paso de volver a Cataluña, algo que parecía imposible hace seis meses.

Pedro Sánchez y el PSOE no dan demasiada importancia a las demandas de referéndum de Junts y ERC. Como mucho podrían pactar una consulta sobre un nuevo Estatut o algo parecido que permitiera a los indepes 'justificarse' ante sus votantes. De momento, el plan en Moncloa marcha sobre lo previsto.