Montaje con fotos de medio cuerpo de Mireia Vehí de la CUP, Oriol Junqueras de ERC y Carles Puigdemont de Junts
POLÍTICA

Nueva división en el procesismo a pocos días de la Diada

El independentismo vivirá otro 11-S en plena guerra interna

El independentismo catalán sigue dividido, y seguramente lo estará por mucho tiempo. Por un lado tenemos la división entre los procesistas y los independentistas más radicales. Un distanciamiento que, aunque ya se intuía, quedó más que demostrado en las últimas dos citas electorales. Tanto el 28M como el 23J dejaron claro que ERC, Junts, la CUP y sus respectivos chiringuitos están cada vez más alejados de los indepes no subvencionados.

Pero, por el otro lado, también tenemos la división existente dentro del bloque procesista. En líneas generales, ERC, Junts y la CUP defienden la misma vía, que no es otra que mantener vivo el conflicto artificialmente mientras engañan a sus votantes y se benefician de seguir en España. Pero este juego de equilibrios también provoca discrepancias entre los procesistas. Y este año nos volvemos a plantar a las puertas de la Diada con una nueva guerra abierta entre ellos.

Plano medio de Pere Aragonès con cara de asco y Carles Puigdemont hablando

El motivo de esta disputa es ahora la ley de amnistía que Pedro Sánchez está negociando con ERC y, sobre todo, Junts per Catalunya. El PSOEsiempre se ha mostrado en contra de amnistiar a los procesados por causas relacionadas con el referéndum del 1 de octubre. Pero ahora, ante la necesidad de que los procesistas voten a favor de Sánchez para ser de nuevo presidente, los socialistas abren la puerta a este escenario. Y ante el regalo que les está a punto de brindar el líder del PSOE, las peleas ya han empezado.

Discrepancias entre ERC, Junts per Catalunya y la CUP con la amnistía

Uno de los principales puntos de divergencia es la situación en la que quedarían policías y guardias civiles tras esta ley de amnistía. Por un lado, tenemos a Waterloo que ya ha dado luz verde a esta posibilidad. Hace unos días, la vocera oficial de Puigdemont, Pilar Rahola, ya advertía a los suyos que esta hipotética ley incluiría a los agentes con causas pendientes por su actuación el 1 de octubre de 2017.

Imagen de Pilar Rhola durante un directo en 8TV

Y claro, esto es intolerable por otra parte del procesismo, la que representa la CUP. Rápidamente ya han salido voces próximas a los anticapitalistas criticando que los policías se beneficien de la amnistía. Es el caso de Benet Salellas, que directamente ha definido la propuesta como una “tontería monumental”. El exdiputado cupaire, abogado y hermano del alcalde de Girona de la CUP -Lluc Salellas-, cree que si esto ocurre, la ley de amnistía “será contraria al derecho internacional”.

Según Salellas, no se puede equiparar a un ciudadano con un funcionario de los cuerpos de seguridad en una ley de amnistía. Eso sí, reivindica que esta misma amnistía pueda incluir casos como los de los raperos Valtonyc y Pablo Hasel.

Más discrepancias con Junts per Catalunya

Otra discrepancia entre los procesistas sobre esta cuestión es la situación de Laura Borràs. La presidenta de Junts fue condenada por corrupción a 4 años y medio de cárcel y más de una década de inhabilitación. Desde el partido de Puigdemont ya han dejado claro que Borràs debe ser incluida en esta amnistía, algo que choca frontalmente con la idea que tiene ERC al respecto. De hecho, varias voces de los republicanos ya han salido públicamente a descartar la posibilidad de ‘perdonar’ a la expresidenta del Parlament, ya que su condena no tiene nada que ver con el procés independentista.

Primer plano de Laura Borràs con la mirada perdida mirando al horizonte

Y esto, sin olvidar la última polémica que ha generado Carles Puigdemont respecto a su chiringuito particular, el Consell de la República. La decisión del expresident de la Generalitat de disolver el llamado "parlamento en el exilio" han provocado una avalancha de críticas independentistas. Incluso Puigdemont ve cómo, poco a poco, cada vez más se están cansando de sus juegos.

Todas estas discrepancias, además, coinciden en plenas negociaciones con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Unas negociaciones que, a pesar de las proclamas lanzadas por ERC y Junts, cada partido está afrontando por su cuenta. Ni frente común ni nada que se le acerque. Así de divididos están los procesistas a las puertas de otra Diada del 11-S.

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