Retrato oficial de Carles Puigdemont como Presidente de la Generalitat de Cataluña

POLÍTICA

El chiringuito de Puigdemont se viene abajo

Disuelve el 'parlamento en el exilio' y se le echan encima

El Consell de la República, el chiringuito montado por Carles Puigdemont para gobernar desde el exilio, entra en una nueva crisis. El expresident fugado ha anunciado la disolución de la Asamblea de Representantes para crear dos cámaras en vez de una. Propone que la reforma sea votada en una consulta vinculante.

La realidad es que ya nadie se cree este proyecto y hasta sus afines han estallado en las redes sociales. Consideran que es alargar la agonía de algo que hace mucho tiempo que fracasó. E incluso acusan a Puigdemont de querer seguir viviendo de este cuento mientras los líderes procesistas traicionan a sus bases.

El fracaso del entramado institucional de Carles Puigdemont en Waterloo coincide con el hartazgo de los independentistas hacia sus líderes. El hundimiento del Consell de la República es el mejor reflejo de esa implosión. Ya solo los medios subvencionados sostienen la fantasía del expresident.

Puigdemont disuelve su parlamento

El Consell de la República es un ente privado creado en 2018 por los partidos procesistas para hacer efectivo el mandato del 1 de octubre. Consta de un órgano ejecutivo, el Govern del Consell, y de un órgano legislativo, la Asamblea de Representantes. Esta asamblea está formada por todos los inscritos, y tiene como labor “controlar e impulsar la acción política del Govern”.

Pues bien, Carles Puigdemont ha enviado una carta a todos los miembros de la Asamblea para anunciarles que la disuelve. Según dice, hay que "focalizarnos en el objetivo final más que en la organización o el funcionamiento interno". Por eso hace una "propuesta de mejora organizativa pensada en las prioridades, el control del territorio y la legislación republicana".

Puigdemont propone que este “parlamento en el exilio” conste ahora de dos cámaras. Una de representación de los consejos locales, cuyo objetivo será “deliberar y tomar decisiones sobre las acciones del Consell en el conjunto de los Països Catalans”. La segunda, encargada de “elaborar la legislación republicana”.

Hartazgo entre sus acólitos

Hace ya tiempo que el procesismo vive en un universo paralelo, y este es un buen ejemplo. Puesto que la república catalana no existe, el Consell de la República no tiene ninguna prerrogativa legal y su única función es seguir alimentando el mito del exilio. Sus supuestos órganos y leyes no tienen ningún apego a la realidad.

La decisión de Puigdemont ha desencadenado una avalancha de críticas entre sectores del independentismo. “El chiringuito que se montó no se lo cree ni él”, dice un usuario en la red social X. “Algunos socios del Consell que se creen las fábulas que les cuentan querían votar sobre la investidura de Sánchez”, desliza otro.

Capturas de Twitter de mensajes criticando el Consell de la República de Carles Puigdemont

Abunda la idea de que Puigdemont ha disuelto este órgano para evitar la disidencia interna. También hay muchos comentarios preguntando dónde está la declaración unilateral de independencia que prometieron. Queda claro que el chiringuito procesista se viene abajo al mismo ritmo que sus ídolos caídos.