El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2024, en Madrid
POLÍTICA

Las pensiones devoran el grueso del endeudamiento público del Estado

La estabilidad financiera de la Seguridad Social depende de que los sucesivos Gobiernos salgan a su rescate

La situación es esta: las pensiones crecen por motivos demográficos, la Seguridad Social entra en déficit (vive en déficit) y el Estado se endeuda para ‘de facto’ financiar las pensiones. Por esta razón, que la Seguridad Social cuadre las cuentas es una cuestión puramente contable. Pero el trasfondo económico es el mismo: las pensiones son la causa con más peso en el déficit estructural de España.

Aproximadamente, las cotizaciones de los trabajadores pagan el 70% de los gastos, mientras que el 30% restante va a cuenta de ayudas del Estado. Y entre 2018 y 2023, las transferencias han llegado hasta los 174.111 millones de euros, según los cálculos de Fedea.

Pero es que, además, de las transferencias (financiación a fondo perdido), también están los préstamos del Estado a la Seguridad Social. Y esto últimos ascienden los 97.794 millones de euros durante el mismo periodo de tiempo. De esta manera, la suma de transferencias y préstamos sube hasta los 271.905 millones de euros.

Plano medio de Pedro Sánchez saliendo del congreso con expresión seria

El Estado al rescate

Como recoge Beatriz Triguero para Vozpopuli, no se puede establecer una vinculación directa entre la emisión de deuda y las partidas de gasto en concreto. Ahora bien, como decimos, resulta evidente que la emisión de deuda es la contrafigura de los sucesivos déficits de las pensiones. Si se cruzan los datos del endeudamiento y de la Seguridad Social se obtiene un resultado muy destacado.

Y nada menos que - también entre 2018 y 2023 - los “rescates” del Estado a la Seguridad Social (271.905 millones) equivalen al 70% de la emisión de deuda durante esos cinco años (391.225 millones). Además de esta ratio, el enorme peso de las pensiones en las cuentas públicas permite hacer toda clase de comparaciones llamativas.

Así, por ejemplo, Fedea señala que en 2023 las ayudas del resto del Estado a la Seguridad Social supera a la totalidad del déficit de las administraciones públicas. Concretamente, el déficit real de la Seguridad Social (o sea, sin ayudas) es del 3,8% del PIB, mientras que el déficit de las administraciones públicas es del 3,7%.

Plano corto de la fachada del Banco de España

La realidad de fondo

Por lo demás, y dejando ahora de lado todos estos artificios contables, la realidad económica subyacente no resulta esperanzadora. A pesar de que la reforma Escrivá subió impuestos para financiar las pensiones (el famoso MEI, “mecanismo de equidad intergeneracional”), el sistema en su conjunto necesita sí o sí la deuda estatal.

Y a diferencia de las jugadas contables, esta realidad económica a la que hacemos referencia no tiene misterio. La pirámide demográfica se ha invertido, la generación boomer se incorpora ahora al sistema y sus pensiones son altas por las buenas condiciones económicas que vivieron mientras cotizaron. Además, las pensiones están vinculadas al IPC, lo que significa que están blindadas ante la inflación.

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