Joan Ignasi Elena, durante una sesión en el Paralment
POLÍTICA

A Joan Ignasi Elena se le acumulan los problemas antes de dejar el cargo

Se irá del poder con los sindicatos en contra, la inseguridad en aumento y el descrédito por sus nombramientos políticos

El consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, se ha malogrado. Durante las últimas semanas, se le han acumulado los problemas en casi todos los frentes, empezando por el resultado en el 12M. Poco después, al batacazo electoral se le unieron los datos del último Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, que apuntan a otro aumento de la inseguridad en Cataluña. Aunque la puntilla a toda esta situación vino ayer.

La justicia ha aceptado de manera íntegra las medidas cautelares que pidieron los sindicatos sobre el nombramiento de Eduard Sallent como Major dels Mossos. Una jueza de Barcelona considera verosímiles las dudas y sospechas de los sindicatos sobre un nombramiento que a todas luces parecía político. Esto puede llevar a la previsible anulación del nombramiento, dejando impotente la que iba a ser la herencia política del consejero Elena.

Errores y fracasos encadenados

El consejero de Interior no gana para disgustos y, sobre todo, para que se le acumulen los disgustos. A este ritmo, todo apunta a que Joan Ignasi Elena no tendrá una salida heroica del poder. Más bien, será una salida agónica. Una repetición electoral tampoco servirá para darle recorrido a una figura política ya quemada.

Primer plano de Joan Ignasi Elena hablando y alzando su brazo derecho hacia delante

De entrada, su discurso a propósito de la inseguridad en Cataluña es objetivamente insostenible. Cuando el debate de la inseguridad se puso sobre la mesa, el consejero de Interior insistió en que “Cataluña era un país seguro a pesar de la extrema derecha”. Desde entonces, la publicación de los datos oficiales de inseguridad ha actuado como un desmentido progresivo y constante. Hasta llegar al último Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, que ha llevado a la cifra más alta de delincuencia en Cataluña de los últimos años.

Esto se encadenó con el siguiente jarro de agua fría para el consejero Elena: el descalabro electoral de los republicanos en el 12M. Y, sobre esto, no se puede decir que Elena tuviera un papel secundario en la campaña. Además de ir de número cinco por Barcelona, el consejero de Interior fue el encargado de hacerle el marcaje en redes sociales a Sílvia Orriols para intentar desactivar el discurso crítico con la inseguridad y la inmigración. A tenor de los resultados del pasado 12 de mayo, se puede concluir que no solo no ha funcionado, sino que el consejero Elena se ha ganado bastante desprecio por parte de la ciudadanía.

No se trata, además, de una cuestión solamente ideológica, sino también institucional. Y es que el consejero Elena ha provocado algunos problemas institucionales de calado, empezando por las relaciones con la Guardia Urbana y el Ayuntamiento de Barcelona. Después de acusar de “deslealtad” a la Guardia Urbana, el consejero Elena decidió deshacer los equipos de trabajo conjuntos que había entre Mossos y Guardia Urbana.

Por otro lado, la relación con los sindicatos mayoritarios de Mossos tampoco ha sido muy positiva. Los sindicatos han alzado la voz en varias ocasiones para denunciar la falta de medios o el preocupante aumento de malestar mental y emocional entre los agentes. Así mismo, los sindicatos emitieron un duro comunicado cuando descubrieron las extrañas circunstancias en las que se convocaron el proceso de selección para Major del Mossos. Ahora, la justicia les acaba de dar la razón.

Se desmonta el relato

Una convocatoria dos días antes de las elecciones, un proceso de selección fantasma y el nombramiento inmediato de la persona promocionada por el Departamento de Interior.  Hace un mes, los sindicatos SAP-Fepol y SME-Fepol vieron claro que la plaza para cubrir el cargo de Major dels Mossos no parecía muy limpia. Y la justicia les ha dado la razón por el momento:

Además de aceptar de manera íntegra las medidas cautelares, un juzgado de Barcelona ha suspendido la convocatoria de esta plaza. Tal y como se han expresado los sindicatos a través de un comunicado, “lamentamos y reprobamos de manera firme y contundente la postura del Departamento de Interior y de sus actuales responsables los cuales han pretendido echar por la calle del medio sin tener en cuenta las consecuencias lesivas que una situación como esta podría provocar”. El consejero Elena no se irá, pues, con los sindicatos como amigos.

Por otra parte - y aunque haya pasado más desapercibido - a Joan Ignasi Elena también se le ha desmontado la reivindicación feminista. En el proceso de selección fantasma, la responsable de la región policial central, Alícia Moriana, dio la sorpresa y también se presentó a la plaza. Además de reivindicar la feminización de las instituciones (y el propio plan de Igualdad de ERC para Interior), Moriana tenía más titulaciones y méritos que Sallent. Después de no recibir ni una llamada telefónica informándole de la decisión, Alícia Moriana se presentó en el juzgado e interpuso un recurso que el juez aceptó. Y es que no solo estaba el recurso de los sindicatos contra el nombramiento de Sallent: en total, había tres.

Enfrentado con los sindicatos, con la delincuencia en aumento, con el relato desmentido, con el partido de capa caída y, ahora, sin ninguna herencia política de alto nivel. Con todo este historial, el consejero Elena se va muy malogrado de la Generalitat.

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