Varias personas andando por la calle de Barcelona, dos de ellas son mujeres con velo y bruka
POLÍTICA

Seis de cada diez catalanes creen hay demasiados inmigrantes en Cataluña

Un sondeo de Metroscopia aterriza con datos el debate de la inmigración en Cataluña y ofrece unos resultados reveladores

Era de esperar: el tema de la inmigración y la inseguridad estaba demasiado presente como para no ponerle cara y ojos. El último sondeo de Metroscopia lo hace y señala que solo el 32% de los catalanes cree que el número de inmigrantes es el adecuado. Por otra parte, no llega ni al 30% los que aprueban la actual política migratoria.

Estaban las piezas, faltaba el tablero

Son esta clase de sondeos, más sociológicos que electorales, los que se dejan notar en las sedes de los partidos. Vienen a ser como pistas que de repente se les dan a los partidos para situarse entre los caladeros de pesca electorales. Algunos actúan con mayor o menor velocidad: Junts, por ejemplo, intenta recuperar el tiempo perdido. 

Han pasado de pedir el cierre de los CIE a exigir el control migratorio. Exigencia que se hace con palabras gruesas porque las autonómicas están cerca y les hace falta foco. Los de Puigdemont hablan de competencias en deportación y Sánchez lo rebaja, pero el caramelo electoral ya está en circulación.

ERC y en general el lado izquierdo han tomado otro rumbo. Hablan de racismo y xenofobia, todo concentrado en la figura de la extrema derecha. Aunque también hacen alguna concesión a la realidad: hoy mismo, el consejero Elena hablaba del problema de la reincidencia delictiva.

Los datos

Y según Metroscopia la calle está tal que así: con el 51% de los catalanes pidiendo una política más severa y con un anecdótico 29% aprobando la actual. Casi seis de cada diez ciudadanos catalanes ven “excesiva” la cantidad de extranjeros en Cataluña.

El sondeo indica que el votante de Junts piensa lo mismo que el del PP o de Vox sobre este asunto. Esto lleva a un desplazamiento de los temas clave en el debate electoral. Las cuestiones identitarias se quedan detrás de las cuestiones de la inseguridad y la inmigración y, si no, aparecen para reforzar estas últimas.

Todo esto conduce a un reforzamiento de la línea entre izquierda y derecha. Aunque en el caso particular de España se ve aguado por las particulares relaciones de poder que se derivaron de la amnistía. En este sentido, la izquierda oficialista no puede explotar todo lo que querría la división porque al fin y al cabo han pactado con Junts.

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