Primer plano de Oriol Junqueras en un mítin con cara de enfado
POLÍTICA

Hasta Òmnium pide a Oriol Junqueras que de un paso al lado

El líder de ERC, cada vez más contra las cuerdas

División en el procesismo. Muchos dirán, con razón, que esto realmente tampoco es una gran novedad. Pero los malos resultados de las elecciones del pasado domingo han acelerado y acentuado el mal rollo entre los agentes que han impulsado el procés en los últimos años. Y el principal castigado es el partido que ha liderado a los indepes desde el 2017: Esquerra Republicana de Catalunya.

Perder 300 000 votos en las municipales, otros 400 000 en las generales, pactar con el PSC en la Diputación de Barcelona y salir ileso, está al alcance de muy pocos. Quizás Oriol Junqueras se creía que podía hacerlo. En sus años al frente de ERC -ya lleva 12 años como presidente- y del procesismo no se le podía criticar. El ‘Nelson Mandela procesista’ parecía intocable: casi nadie en el procesismo osaba a desacreditarlo, y aún menos dentro de su partido.

Pero ahora esto está empezando a cambiar. Oriol Junqueras ha pasado de ser intocable a ser uno de los principales blancos de las críticas procesistas. Voces autorizadas dentro de ERC ya piden abiertamente su dimisión, y ahora se ha subido al carro de las críticas Òmnium Cultural. Sí, aquella entidad que siempre ha estado al servicio de los principales partidos procesistas cuando lo han necesitado.

Primer plano de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián

Òmnium Cultural apuesta porque haya un cambio de liderazgos dentro del independentismo institucional. Su presidente, Xavier Antich, cree que solo se podrá “revertir la situación” con “liderazgos con capacidad de tejer confianzas”. Y tras perder 400 000 votos y 6 de los 13 escaños tenía hasta ahora, no parece que Junqueras sea el hombre indicado.

Tras 12 años al frente de ERC, Oriol Junqueras vive ahora sus peores días como líder orgánico y espiritual del partido. Por el momento, no parece que tenga que haber movimientos respecto a una posible dimisión. Por lo menos hasta que no se aclare la investidura del nuevo presidente del Gobierno. Pero es evidente que Junqueras tiene, por primera vez, una patata muy caliente encima de la mesa.

Y es que, en pocos meses, Esquerra se ha quedado en minoría en el Parlament, gobernando con 33 de los 135 diputados que tiene la cámara. También ha sufrido dos duros varapalos en poco menos de un mes. Y ahora, ya no solo le han dado la espalda los electores: también le cuestionan hasta los suyos.

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