Gabriel Rufián, señalado por un histórico dirigente de ERC
Los sectores más nacionalistas del partido cargan contra Rufián: ‘¿Esta es la política lingüística que defiende?’
Más que un debate interno, lo de ERC es una catarsis interna. Después de años de lucha por el poder y de división entre un alma más nacionalista y otra más posibilista, el partido ha explotado. La falta de un rumbo claro e identificable se cobra ahora su factura y con intereses.
Como es habitual en estos casos, todos disparan en todas direcciones. Se consuman odios pasados, se aprovechan las circunstancias y se reorganizan los sectores internos. Basta acudir a los perfiles en redes sociales de los dirigentes (y exdirigentes) para encontrarse con un rosario de mensajes cada vez más explícitos.
Aparece Carod-Rovira
Entre los que se han apuntado a los tiros de precisión está Josep Lluís Carod-Rovira. El expresidente de ERC y exvicepresidente de la Generalitat es una de las figuras más nacionalistas de los republicanos. Simbólicamente, esta postura quedó retratada con aquello de “yo me llamo Josep Lluís aquí y en la China popular”.
Y es que, además de la polémica por la reunión que tuvo con ETA, Carod-Rovira es conocido por su defensa maximalista del catalán. En este sentido, ha defendido en varias ocasiones que el español no es una lengua propia de Cataluña. No sorprende, pues, el dardo envenenado que le acaba de lanzar a Gabriel Rufián a través de este mensaje en redes sociales:
Como es sabido, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se expresa mejor en español que en catalán. Más allá de esta circunstancia personal, lo que late de fondo es el hecho de que Rufián es un miembro fundamental del sector Junqueras. Un sector que ahora está en entredicho por los resultados de su estrategia, la conocida como eixamplar la base.
Por su parte, Gabriel Rufián no dice nada y ejerce los silencios deliberados. Desde que ERC empezó su hundimiento por fascículos, Rufián no se ha pronunciado sobre nada. Ni sobre los resultados electorales, ni sobre la lucha interna y tampoco sobre el agónico episodio de los carteles del Alzheimer.
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