ERC y Junts vuelven a pelearse en la ‘lonja’ de Pedro Sánchez
La guerra entre ERC y Junts en Madrid es el reflejo de la de decadencia procesista en Cataluña
Con la vocación mediática que le caracteriza, Gabriel Rufián ha calificado el Congreso de los Diputados como una “lonja”. Más en concreto, ha dicho que el Gobierno “se comporta como si esto fuera una lonja”. El PSOE “lanza aquí las iniciativas y los grupos se tienen que pelear entre ellos”, dijo el portavoz de ERC.
Y si no una lonja, lo que también podría ser el Congreso es una plaza de toros, donde el PSOE torea como puede a sus socios:
Lo que es seguro es que la política parlamentaria de nuestra época es una muestra de que la realidad puede ser bastante decepcionante. Corren ríos de tintas, las fuerzas políticas hacen toda clase de discursos y no faltan palabras gruesas. Pero a la hora de la verdad muchas iniciativas legislativas surgen en el último minuto. La reforma fiscal del Gobierno es un buen ejemplo: hoy se vota en el Congreso y nada está asegurado.
Subastas en la lonja
Más allá de la cuestión económica, la gran incógnita era cómo el PSOE iba a poner de acuerdo a ‘Frankenstein’ para aprobar las medidas fiscales. Además, la fiscalidad es el punto de encuentro perfecto entre la confrontación partidista y la economía. Esto explica que durante estos días hayamos asistido a toda clase de polémicas sobre los impuestos a la banca, a las energéticas o a las clases medias.
Siguiendo la estrategia de visibilidad y perfil fuerte, Junts ha tenido mucho protagonismo en la reforma fiscal. Desde el principio, Junts (y el PNV) fue la voz de las empresas energéticas, que tienen muchas inversiones en Tarragona y, en algunos casos, están comprometidas con la descarbonización, algo que da oxígeno al PSOE frente a sus socios de izquierdas. Ahora bien, el problema es que el principal adversario de Junts, que es ERC, representa la otra mitad de ‘Frankenstein’.
Junto con Bildu y BNG, ERC se mostró totalmente contraria a rebajar impuestos a las grandes energéticas (y también a la banca). Ante esto, el PSOE hizo uno de sus habituales juegos de manos y aseguró a los republicanos que prorrogaría el impuesto a las energéticas. Mientras tanto, Nogueras aseguraba que “a nosotros, nadie nos ha puesto sobre la mesa un impuesto a las eléctricas. No se votará en el pleno del jueves”.
Junts le gana terreno a ERC y el PSOE (PSC) a los dos
Con esta situación, asistimos a otro de los patrones de esta legislatura: la traslación de la lucha política entre ERC y Junts al Congreso, que siempre capitaliza el PSOE (y el PNV en menor medida).
Y es que, desde las últimas elecciones generales, ERC se está viendo superada por la capacidad de Junts para presionar (o que por lo menos lo parezca) al Gobierno. Además, hay que recordar que, antes de que Puigdemont hiciera presidente a Sánchez, ERC no tenía la más mínima competencia en este ámbito. De hecho, Puigdemont aseguraba que "Pedro Sánchez no será primer ministro con los votos de Junts".
Los ejemplos han sido muy numerosos: el reparto de menas, la ayuda a Canarias, el traspaso de la inmigración, la regulación inmobiliaria, la lucha contra la multirreincidencia, etc. En este sentido, la reforma fiscal es solo un ejemplo más que se une a esta lista. Cuando se olvide, tocará el siguiente ejemplo, que son los Presupuestos Generales del Estado.
Si la situación se mira desde fuera de Cataluña, lo que se observa es que Junts se ha instalado en la contradicción ideológica de Frankenstein. Es decir, albergar desde derechas nacionalistas hasta izquierdas soberanistas y wokes. Con una pluralidad de ideologías que es insalvable, la coalición es solo un juego de fuerza que, en el caso de Junts y ERC, refleja la decadencia procesista.
Además, ambos partidos están inutilizados por sus propios errores estratégicos. En el caso de ERC, su guerra interna tardará mucho en calmarse, y en el caso de Junts, la situación personal de Puigdemont con la amnistía les arrebata el margen de maniobra. Mientras tanto, Pedro Sánchez.
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